El tema que incomoda a la gestión de Marcos Calvente. Por Néstor Bethencourt

Muchos lo saben…
Hay una situación de la que todos hablan en Guaymallén, pero de la que nadie quiere dejar constancia pública. En la nota anterior, anticipamos algo, ahora podemos contar un poco más.
Lo que ocurrió dentro del municipio es grave, complejo y todavÃa está rodeado de mucho hermetismo, no fue fácil reconstruir lo que realmente pasó.
El silencio oficial y el miedo interno de los empleados hacen que el tema se maneje casi como un secreto de Estado, pero los datos existen.
Y son contundentes.
Denuncias, escándalo y una historia que nadie quiere firmar
Lo cierto es que hace dos semanas, hubo un intento de denuncia penal, apuntaba directamente contra un director, su subdirector y también contra un empleado de menor jerarquÃa. Ambos directivos fueron nombrados hace muy poco tiempo
Tres personas señaladas por una situación delicada. La denuncia —o al menos la intención de realizarla— tiene caracterÃsticas especiales.
Quien la habrÃa impulsado serÃan dos mujeres del sector, una con antecedentes de haber realizado otras denuncias delicadas anteriormente.
Hay versiones muy cruzadas sobre el motivo.
Pero un dato parece firme: la fiscalÃa de turno no habrÃa aceptado la denuncia.
Esto, lejos de calmar las aguas, desató un escándalo interno de proporciones gigantescas, que todos comentan en voz baja, pero que nadie se anima a confirmar en voz alta.
Acusaciones, hartazgo y un clima laboral irrespirable
Dentro del municipio, las posiciones están divididas, por un lado, el personal siente mucho hartazgo.
Están cansados de enfrentarse a denuncias que, sean ciertas o falsas, terminan usándose como herramienta de presión o chantaje laboral.
Por otro lado, hay empleados que, según las versiones, estarÃan dispuestos a denunciar cualquier cosa con tal de no trabajar, mantener beneficios o negociar situaciones a su favor.
Los excesos existen en demasÃa, de un lado y del otro. Hay directivos que imponen condiciones en formas poco apropiadas y empleados que responden con maniobras poco éticas.
El clima laboral es pésimo. Muchos lo saben.
Lo único claro es que algo funciona muy mal.
Falta de controles, funcionarios desprotegidos y silencio oficial
Lo más preocupante es la actitud del propio municipio.
No se verifican antecedentes del personal elegido para asumir cargos jerárquicos
Menos se escuchan las advertencias de quienes conocen el paño y hacen bien su trabajo, al contrario, al buen funcionario se lo ignora o se lo castiga, se le impone y se lo presiona.
Y si sufre maltrato —fÃsico, económico o psicológico— debe aguantarlo en silencio.
El mensaje es brutal: callate y seguà trabajando.
Todo puede pasar en el Guaymallén de Calvente
En la actualidad de la gestión de Marcos Calvente, todo parece posible, incluso las denuncias más graves se callan, no se investigan a fondo, tampoco se resuelven.
Calvente no es el único responsable, esto viene de gestiones anteriores, como la de Marcelino Iglesias, quienes algunos señalan como tener algo que ver con esta denuncia.
Solo se barren bajo la alfombra.
¿Es esta última denuncia real?, ¿Un invento polÃtico? ¿Mecanismo interno para negociar poder?
Tal vez todo eso junto, lo cierto es que en Guaymallén mucho pasa y mucho se calla.
Hasta que alguien se anime a contarlo de primera mano.
Que no se tape, que lo que huela mal se termine en la comuna, y en los sectores del departamento donde las cloacas colapsan.
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