En 12 años, el geriátrico incumplió todas las normas posibles. Por Redacción

Geriátrico clausurado
Mientras Guaymallén ignora casos de corrupción millonaria, dedica energía y burocracia a sumar el decimoquinto sumario al geriátrico más sancionado de Mendoza.
El geriátrico de las mil vidas… y las quince intimaciones
¿Qué hace falta para que un geriátrico clausurado quince veces deje de funcionar en serio?
Esa parece ser la pregunta que nadie en la Municipalidad de Guaymallén ni en el Ministerio de Salud se ha hecho.
Desde 2012 hasta 2024, el expediente EE-10672-2021 acumula sanciones, multas, inspecciones, clausuras, descargos y reincidencias en una espiral de papel y sellos que no ha logrado lo esencial: proteger a los adultos mayores.
El hogar “Alegría de Vivir”, propiedad de Andrea Inés Regules, ha logrado lo que pocos comercios en la historia administrativa de Mendoza: 15 intimaciones formales por faltas gravísimas, desde hacinamiento y falta de personal hasta instalaciones insalubres. Y sin embargo, aún circula papelería para “levantar provisoriamente la clausura”.
Un geriátrico que nunca muere… ni cumple
El expediente, que acumula casi tantos tomos como una saga de Harry Potter, detalla con precisión quirúrgica cómo, una y otra vez, se constataron irregularidades reiteradas en higiene, seguridad y salubridad.
Ya en 2013, una inspección conjunta con el Ministerio de Salud detectaba hacinamiento y ausencia de servicios básicos de enfermería, ordenando el cese inmediato de actividades. Desde entonces, el geriátrico ha sido clausurado y sancionado por lo mismo… una y otra vez. Como si la burocracia tuviera memoria de pez.
A modo de ejemplo, en 2016, la Resolución Nº1655-16 volvió a ordenar el cese de actividades y multar por reincidencia. En 2019, la Resolución 1394 del Ministerio de Salud dictó directamente la clausura total y definitiva. Y sin embargo, en 2023, nuevas actas de inspección verificaban actividad normal, con residentes dentro, y con las mismas condiciones que motivaron las clausuras anteriores.
Una tragicomedia en loop.
¿Administrar salud o administrar papeles?
Mientras algunos funcionarios redactaban resoluciones y otros funcionarios las firmaban, la Sra. Regules presentaba descargos, pedidos de prórroga, notas a Rentas, notas a Obras Privadas y hasta solicitudes para unir expedientes.
La cantidad de trámites generados en torno a un geriátrico fuera de norma durante más de una década es tan absurda como sintomática.
Entre 2023 y 2024, el hogar acumuló más papeles que mejoras. Notas NE-13966, NE-13968, NE-14274, NE-2018, NE-17077, NE-9676, entre otras, dan cuenta de un esfuerzo inagotable por parte de la titular… pero no precisamente para cumplir las normativas sanitarias.
La estrella del show es la Resolución Nº 1311-2023, que otorga un levantamiento provisorio de clausura por 30 días “para hacer los arreglos necesarios”, como si doce años de irregularidades pudieran subsanarse en un mes. Spoiler: no se arregló nada.
El municipio que cierra viandas y abre geriátricos ilegales
Lo insólito es que mientras el municipio de Guaymallén persigue con lupa a comercios por faltas mínimas o clausura por deudas ínfimas, el geriátrico “Alegría de Vivir” parece gozar de una impunidad digna de un spa cinco estrellas.
¿Qué peso político o influencia administrativa sostiene a un establecimiento con semejante prontuario abierto?
La pregunta incomoda, pero también evidencia prioridades: en Guaymallén se licitan millones en viandas con sospechas de corrupción, se viaja a eventos internacionales sin autorización, pero un geriátrico con quince intimaciones sigue funcionando como si nada.
¿Y los adultos mayores? Bien, gracias. O no tanto.
El absurdo administrativo: cuando el sumario es la rutina
En cualquier administración seria, una orden de clausura total y definitiva debería ser la última instancia. Pero aquí, los sumarios parecen una forma de vida.
Las inspecciones se acumulan como stickers, y las resoluciones son frases repetidas con números distintos.
15 actas de infracción o intimaciones no bastaron.
7 resoluciones municipales y ministeriales tampoco alcanzaron.
12 años de irregularidades tampoco inmutaron al sistema.
El expediente, por momentos, parece una comedia de enredos: resoluciones que se contradicen, permisos provisionales para un lugar que debía estar cerrado, y un sinfín de trámites paralelos que solo demuestran una cosa: la ineficiencia absoluta del control estatal cuando no hay voluntad política.
Un dato final que duele
Mientras se redactaban todas estas actas, notas y resoluciones, el geriátrico seguía funcionando con personas adentro, en condiciones que ya en 2013 eran consideradas de riesgo. La lógica invertida de Guaymallén: sumar expedientes, pero no resolver el problema.
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