Un municipio donde todo puede pasar, nadie escucha, nadie responde, y la complicidad social convierte cada escándalo en rutina. ¿Hasta cuándo podremos sostener esta ficción? Por Néstor Bethencourt

Corrupción eterna…
Donde todo puede pasar… y no pasa nada
Alguien lo escribió en redes sociales, y nadie pudo rebatirlo:
“Guaymallén es ese lugar donde todo puede pasar. No importa cuán ilegal, obsceno o corrupto sea el hecho. Nadie hablará. Nada cambiará.”
No es solo una frase viral. Es una descripción dolorosamente precisa del estado moral del segundo departamento más poblado de Mendoza.
En Guaymallén, los escándalos se suceden con puntualidad suiza. La Fiesta de la Vendimia departamental 2025 terminó con sillas con supuestos detalles, contratos de viandas paupérrimo y proveedores millonarios. Días después, una funcionaria viajó a Colombia sin permiso municipal, a un evento del BID, con viáticos no justificados y sin ninguna documentación oficial.
Antes, ya habíamos tenido la licitación de viandas con precios más altos que en un restaurante gourmet, y adjudicaciones direccionadas. Lo denunciamos. Lo mostramos. Pero nada ocurrió.
El escándalo pasa.
El silencio queda.
Hasta el próximo suceso.
Y así, una y otra vez.
En loop.
En espiral.
Cada vez más grave.
¿Y la gente? ¿Y los empleados municipales? ¿Y Candela? ¿Y la moto?
¿Dónde están? ¿Quién dice algo?
Nada. Todos fingiendo demencia institucional.
Algunos lo hacen por miedo. Otros por comodidad. Y otros porque ya no esperan nada. Están hartos, sí. Pero en Guaymallén, resignados también.
Y mientras tanto, siguen pagando las consecuencias directas de esa corrupción sistémica:
- Tasas municipales cada vez más altas.
- Multas con olor a impuesto encubierto.
- Servicios que desaparecen o se tercerizan sin control.
Y encima, sin decir ni una palabra.
La negligencia se volvió norma.
La ineptitud, paisaje.
La corrupción, costumbre.
Finjamos demencia, total el escándalo dura dos días
¿Qué más da?
Si el acto departamental de la Vendimia fracasa, no importa.
Si una funcionaria se va de tour a Colombia, tampoco.
Si se denuncian licitaciones truchas, menos.
“Total ya va a pasar”, piensan todos.
Y pasa. No porque se resuelva. Sino porque la maquinaria del olvido funciona perfecto.
La ciudadanía de Guaymallén lo sabe. Lo padece. Pero también lo naturaliza. Como si la corrupción fuera parte del ADN local. Como si resignarse fuera lo único que queda.
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¿Somos también parte de la corrupción?
“Tendremos lo que merecemos.”
“Siempre votamos rápido, porque es un embole, y total todos son lo mismo.”
Entonces sí: pagamos todos. Sin chistar.
Pero eso no es todo.
La pregunta incómoda es otra:
¿Somos también parte del sistema que decimos rechazar?
Porque cuando callamos, somos cómplices.
Porque el silencio no es neutralidad: es parte del problema.
Y porque la Justicia, esa señora ciega y sorda, hoy tiene la cara del político de turno.
Actúa cuando quiere.
O cuando la presionan.
Pero nunca sola.
Loop eterno, mientras la política ríe
En Guaymallén, los funcionarios sobreviven a todos los escándalos. Nadie renuncia, bah, algunos muy poquitos. Nadie da explicaciones. Todo se tapa. Todo sigue.
Y el intendente Marcos Calvente y su entorno más íntimo miran para otro lado.
El pacto de impunidad se sostiene con un solo cemento: el silencio colectivo.
Entonces sí:
Guaymallén es ese lugar donde todo puede pasar.
Pero también es ese lugar donde nadie reacciona.
Y entonces todo pasa… pero nada cambia.
Hasta la próxima
La corrupción tiene nombre, firmas, montos y responsables.
Pero también tiene algo más valioso:
Una ciudadanía dormida que la tolera.
Un periodismo que calla o transa.
Y una justicia que obedece.
Hasta que algo rompa el loop.
Hasta que alguien diga “basta” y no lo diga solo en redes, sino también en la calle, en la oficina, en el voto.
Hasta que dejemos de fingir demencia y digamos:
Sí, esto también es responsabilidad mía.
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La impunidad y la corrupción ALTA.GAMA., está enquistada en la municipalidad de Guaymallén desde MARCELINO IGLESIAS A CALVENTE, lo anterior solo fue RATERISMO y por ese solo RATERISMO hay presos y nos preguntamos por esta CORRUPCION descarada a la vista de todos quién la mira , cómo lo dice este DIARIO la justicia es cómplice actúa a pedido , pero el tribunal de cuentas multa con 30 mil pesos un o unos actos de corrupción y hoy quiere desde el gobierno una.oficina.anti corrupción para quien o para quienes y quien.lo manejara mejor debería llamarse oficina de CORRUPCION , A nadie le importa mientras el empleado de abajo siga trabajando por sueldos.de.imdigencia.en.la.municipalidad de Guaymallén a los corruptos y a los acosadores los.seguiran.ocultando en oficinas con los mismos cargos, sueldos y hasta los mismos beneficiostal el caso de RADDI, DONATTI Amarillo, Suárez, Fernández, SAMPIERI, Zotelo, Pita, Marin, Carrizo, Ozan ( ambos) todo es más de lo mismo UNA PAYASADA DE MUNICIPIO