El basural que tardaron décadas en cerrar, ahora convertido en hazaña

Guaymallén clausuró el basural más grande del oeste argentino: entre la celebración real y la prosa inflada. Por Néstor Bethencourt

El basural

El cierre definitivo del basural de Puente de Hierro marca un hito ambiental en Mendoza. Pero la Municipalidad de Guaymallén no se conformó con limpiar el terreno: también llenó de superlativos el comunicado oficial.

Un cierre histórico… con épica exagerada

En Ecos Mendocinos siempre fue un tema latente

Sí, se cerró el basural a cielo abierto más grande del oeste argentino. Sí, eso es una excelente noticia. Y sí, es para celebrarlo.

Lo que no está tan claro es si era necesario convertir el acto en un panegírico épico donde cada pala cargada de basura parece una oda a la inclusión, la dignidad, la justicia social y la modernización productiva de Mendoza.

El comunicado municipal arranca anunciando que “Guaymallén transforma un foco de contaminación en una oportunidad para cuidar el ambiente y dignificar el trabajo de más de 30 familias”.

Y sí, todo eso está muy bien. Pero no deja de llamar la atención que quien ahora celebra con méritos el cierre, fue durante años quien permitió su existencia. Porque el basural no se construyó solo. Y tampoco aparecieron por arte de magia las familias que vivían del reciclaje informal.

Cumplir la ley… como si fuera vanguardia

El intendente Marcos Calvente declaró que “se construye un municipio más ordenado y sostenible”, y que el 100 % de los residuos de Guaymallén irán al relleno sanitario de El Borbollón.

Un logro, sin dudas. Aunque quizás merezca una mención que eso se hace por obligación legal desde hace años y no por iluminación espontánea.

Lo interesante es que el texto oficial ubica el cierre del basural como si fuera un renacimiento de Guaymallén.

Ahora el municipio no solo clausura el predio: también “garantiza ingresos durante la transición, asistencia familiar, equipamiento, transporte, capacitación y contención emocional” a todas las familias involucradas.

Casi como si el basural nunca hubiera existido. Casi como si antes no se hubiese dejado operar durante décadas un negocio paralelo de residuos sin control.

La épica ambiental llega al Boletín Oficial

Y así llegamos a los mejores párrafos: el gobernador Cornejo y la ministra Latorre destacan el fin del basural como un “hito ambiental”, y hablan de la competitividad internacional, de la salud pública, de la inversión y de la educación ambiental. Nada que objetar, excepto que quizás habría que recordar que este “paso histórico” fue precedido por múltiples intimaciones y fallos que exigían lo que ahora se presenta como gesto de avanzada.

Del basural épico a la ciudadanía funcional

El municipio llama a la ciudadanía a denunciar basurales ilegales, separar en origen y participar activamente. Excelente. Pero también podría empezar por pedir disculpas por haber permitido que durante tantos años un vertedero ilegal se convirtiera en paisaje habitual.

Cerrar el basural es un acto de justicia ambiental. Celebrarlo, está perfecto. Pero convertirlo en manifiesto heroico, como si Guaymallén hubiera vencido al dragón con una bolsa reciclable, es demasiado.

Hoy el basural está clausurado. Que no vuelva a abrir, ni literal ni simbólicamente. Y que la próxima vez que se logre cumplir una ley ambiental, alcance con comunicarlo. Sin tanto himno institucional.

Desde Ecos Mendocinos se celebra…


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