Mientras los escándalos millonarios duermen el sueño eterno, Pablo Raddi vuelve al ruedo con una investigación sumaria digna de comedia: la provisión de sillas. Por Néstor Bethencourt

La lupa de Raddi: Arriba el equipazo de Control de Gestión.
En el municipio donde los expedientes huelen a impunidad y las contrataciones a medida se firman con champagne, el Director de Control de Gestión, Pablo Raddi, vuelve a ser noticia.
Pero no por las licitaciones dudosas, los sobreprecios descarados o los viajes truchos de sus colegas. Esta vez, lo suyo es aún más desopilante: ordenó una investigación sumaria… por sillas.
Sí, por sillas. No por un faltante millonario, no por un proveedor trucho, no por un negociado de obra pública. Por unas sillas. Provisión de sillas para eventos, o sea en alquiler.
En Guaymallén, la indignación se dosifica como el catering: depende quién lo pidió.
Raddi, el eterno inquisidor selectivo
Pablo Raddi, siempre sospechado, jamás desplazado, carga con un largo historial de inconsistencias y omisiones llamativas en su rol de fiscalizador municipal. Siempre junto a su equipo de desventuras: Lorena Cañete, Mónica Martínez y otros. Les queda muy poquito, se rumorea con fuerza.
Auspicio: Volvamos al cine

Desde hace años, su Dirección de Control de Gestión brilla más por su silencio en causas graves que por su eficiencia. Pero esta vez, decidió ponerse el traje de sabueso… para olfatear sillas.
Todo comenzó el 26 de diciembre de 2024, cuando Raddi sugirió el inicio de un sumario administrativo por una denuncia sobre la provisión de sillas en un evento oficial. La Dirección de Asuntos Jurídicos, siempre lista para encubrir o empapelar según convenga, compartió el criterio y propuso una instructora sumariante (Dra. Estefanía Giarrizzo) y una secretaria de actuación (Patricia Román).
El Intendente Marcos Calvente, ajeno a cualquier sentido del ridículo, rubricó el decreto con convicción. Porque claro, hay que investigar a fondo si las sillas fueron incómodas, escasas o ideológicamente incorrectas.
Sillas bajo la lupa, banquetes bajo la alfombra
El hecho investigado ocurrió durante la fiesta vendimial del 13 de diciembre de 2024.
Según consta en los documentos oficiales, se pidió a la Dirección de Cultura que informe qué expediente tramitó la contratación del banquete y quiénes fueron los agentes municipales presentes, para citarlos como testigos.
Y sí, citar testigos por sillas ya es parte del protocolo institucional en Guaymallén.
Pero mientras se investiga si a alguien se le dobló una pata, la contratación real de ese evento incluye la provisión de sillas en alquiler, por casi 18 millones de pesos, adjudicado de manera exprés al proveedor Adamo Joel Alexis, el único oferente de una licitación pública con condimentos sabrosos. La lupa de Raddi.
Una licitación hecha a medida (pero sin respaldo de sillas ergonómicas)
En paralelo a la minuciosa pesquisa sobre el mobiliario, el expediente N° A-EE-20447-2024 revela que la Dirección de Desarrollo Económico inició una licitación pública (Nº 1205/24) para la provisión de servicios complementarios y banquetes. Un banquete, claro está, no se sirve solo: bandejas, hornos, pavas eléctricas, hasta fotos ilustrativas se exigieron a los oferentes.
Todo por un presupuesto estimado de $18.603.000, de los cuales $17.003.000 fueron adjudicados directamente a Adamo Joel Alexis. Sin competencia, sin obstáculos. Solo él cumplió, dicen.
Como si el pliego se hubiese escrito pensando en él. Qué casualidad.
Y por si fuera poco, la Dirección pidió luego una ampliación del 30%, por $5.100.900, porque “el saldo no alcanza para cubrir el período”.
Pero eso no genera ninguna investigación sumaria. Porque eso, claro, no tiene respaldo en sillas rotas, sino en contratos blindados.
Los testigos de la silla maldita
La investigación no se detuvo.
Como si fuera una escena de La Ley y el Orden: Unidad de Sillas Especiales, se notificó a funcionarios y pasantes para prestar declaración testimonial.
Aparecen en escena nombres como una pasante en la Dirección de Desarrollo Comercial e Industrial, una usuaria del área y hasta agentes de la Dirección de Desarrollo Social. Hasta ahora 6 en total, aun faltan más.
Se los convocó para esclarecer lo ocurrido con las sillas en el evento. No por el monto contratado. No por la ampliación presupuestaria. Por las sillas.
La pregunta que queda flotando es: ¿a qué se debe este fervor investigativo por mobiliario, cuando hay contrataciones con una sombra más oscura que un reservado de fiesta VIP? La lupa de Raddi a full.
Raddi, el comisario del decorado
Raddi, el eterno sobreviviente de cada gestión, sabe dónde mirar y dónde hacerse el distraído.
El domador de sillas eligió mirar las sillas.
Pero jamás lo vimos iniciar un sumario por las viandas millonarias adjudicadas a empresas amigas, ni por los alquileres dudosos, ni por las contrataciones por excepción sin justificación alguna, ni por decenas de casos peores.
En un municipio donde los pliegos parecen redactados por los propios adjudicados, Raddi se planta frente al abismo de lo absurdo y declara: investiguemos sillas.
Cualquier parecido con una parodia municipal es pura coincidencia.
Datos duros que nadie investigará
Licitación Pública Nº 1205/24
– Expediente: 20447-24
– Monto adjudicado: $17.003.000
– Proveedor único: Adamo Joel Alexis
– Fecha apertura: 30/10/2024
– Monto ampliación posterior: $5.100.900
– Total comprometido: $22.103.900
Investigación Sumaria:
– Motivo: Provisión de sillas
– Fecha de inicio: 26/12/2024
– Instrucción aprobada por decreto del Intendente Calvente
– Instructora: Dra. Estefanía Giarrizzo
– Testigos citados: 6 agentes municipales de tres direcciones diferentes
El final del chiste, pero sin remate
Mientras se audita si el respaldo de una silla fue el correcto, la administración Calvente sigue funcionando como un reloj suizo para lo que importa: blindar negocios y perseguir perejiles.
La justicia interna municipal opera con una brújula que solo apunta al sur de los insignificantes, similar a lo que hacia su antecesor Marcelino Iglesias, (a) el Senador sin proyectos. Bah, lo mismo que también hace Pradines siendo “lo nuevo”. Parece a PRO pósito.
Y mientras Pablo Raddi agudiza su lupa sobre el mobiliario de cotillón, los contratos millonarios siguen su camino sin tropiezos. Porque para tropezarse, primero hay que tener una silla donde sentarse.
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