Al respetable evento anual, varios funcionarios “estrella” de la comuna no quieren quedarse fuera. Redacción.
Premio al empresario del año en Mendoza, ¡y algunos funcionarios políticos guaymallinos quieren colarse!
El próximo 15 de noviembre, Mendoza se vestirá de gala para premiar a los empresarios más destacados del año. La Asociación de Ejecutivos de Mendoza (AEM) ya abrió la convocatoria para que todos puedan postular a los mejores ejecutivos y empresas en 17 categorías. La fecha límite es el 24 de octubre de 2024.
¿Pero qué tiene que ver Guaymallén en todo esto?
Resulta que varios funcionarios de Guaymallén, conocidos por sus polémicos desmanejos en la comuna, ya se estarían preguntando si pueden participar en esta distinción, aunque claramente no cumplen los requisitos. Entre los “aspirantes” tenemos a Jorge Carrizo, actual responsable de contrataciones de la municipalidad en su dirección. Carrizo se ha visto involucrado en más de una denuncia, sobre todo por el manejo irregular de contratos con empresas, como las famosas grúas de tránsito que aparecieron y desaparecieron sin mucho control durante muchos años, pero con contratos jugosos y mucho “chimichurri” por medio.
No podemos olvidarnos de Pablo Raddi, cuyo nombre sigue apareciendo en todas las listas de sospechosos. Raddi está en la dirección de control de gestión, pero parece que lo único que controla bien es cómo salir ileso de las denuncias. Desde el no control de uso de maquinaria pública para fines personales de algunos empleados, hasta el “cajoneo” de informes críticos, su actuación genera ruido.
Rubén Suárez, otro personaje clave, sigue a cargo del parque automotor del municipio, y, según denuncias, ha estado involucrado en los permisos indebidos de vehículos públicos. Un detalle irónico, considerando que uno de los proyectos de ordenanza más recientes en el municipio busca regular exactamente eso: el uso personal de recursos públicos.
¿Quién más se suma?
Mónica Martínez y su hermano, a quien muchos señalan como protegida del ex intendente Marcelino Iglesias (la reconoce como hija putativa), no se queda atrás. Con su “lazo familiar” político bien aprovechado, se mueve a sus anchas en la administración, haciendo y deshaciendo a su antojo. Al parecer, su “trayectoria” en la comuna la hace pensar que podría estar a la altura de los empresarios de la provincia, aunque lo suyo no sea precisamente crear riqueza productiva.
¿Qué esperar de esta edición?
Para los empresarios reales, este premio representa un reconocimiento legítimo a la innovación, la responsabilidad social y el impacto en la economía local.
Pero para estos funcionarios, parece que la palabra “impacto” tiene un significado más personal. Aun así, quién sabe si terminen solicitando una categoría especial: “Mejor Uso Creativo de Recursos Públicos”.
Por supuesto el premio al empresario no incluirá estos personajes municipales.
Así que mientras verdaderos empresarios se preparan para ser reconocidos por su trabajo, en Guaymallén, algunos funcionarios podrían estar soñando con un premio que, claramente, no está diseñado para quienes han sido cuestionados por sus desmanejos y falta de transparencia.
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