La comuna de Guaymallén vuelve a estar en la mira. Los recicladores del ex basural reclaman pagos adeudados y denuncian que las promesas del municipio quedaron en el olvido. Por Redacción

Promesas de dignidad que nunca se cumplieron
“Cerrado por rosca”, resume un vecino de Guaymallén al describir la situación del Centro Verde municipal. Su frase retrata una realidad conocida: en la comuna, parece que todo es válido menos administrar como corresponde.
El conflicto se remonta a la desocupación del histórico basural de Guaymallén. Allí, un grupo de familias sobrevivía de lo que lograba rescatar entre los residuos. Para compensar el desalojo, el municipio les prometió integrar el flamante Centro Verde, donde trabajarían con condiciones supuestamente más dignas.
Con bombos y platillos se anunció que esas personas dejarían atrás la marginalidad para ser reconocidas como recicladores urbanos. Sin embargo, el paso del tiempo expuso la fragilidad del acuerdo: apenas cobraron un mes de trabajo y luego fueron abandonados.
Donati, más pendiente de la política que de los vecinos
En el corazón de este incumplimiento aparece la Dirección de Desarrollo Social, encabezada por Silvia Donati. Según los propios recicladores, Donati fue clave en la negociación inicial, pero su compromiso se diluyó en la práctica.
Los testimonios coinciden: la funcionaria parece estar más preocupada por su salto a la política como concejal, que por resolver los problemas de quienes quedaron sin sustento.
Mientras tanto, las promesas del municipio se reducen a la entrega esporádica de bolsones de alimentos. Una respuesta insuficiente frente a los meses de salarios adeudados y la falta de oportunidades laborales reales.
“La situación es insostenible”, declaró una de las recicladoras, que prefiere definirse de esa manera para marcar que su tarea no es caridad, sino un trabajo necesario para el ambiente. “Nunca cumplen lo que prometieron”, remarcó.
Correa y el silencio ambiental
El día de ayer, los recicladores se presentaron en el Centro Verde y fueron atendidos por Juan Manuel Correa, director de Ambiente y Energía. Pero el encuentro no arrojó soluciones concretas.
La comuna insiste en dilatar el problema, mientras crecen las denuncias de corrupción alrededor de Donati. Según pudo reconstruir este medio, numerosos testimonios señalan desvíos y manejos poco claros en el área social, lo que agrava aún más la falta de confianza en la gestión.
Deuda política y social que marca a Calvente
El conflicto de los recicladores no es un hecho aislado. Es la consecuencia de una lógica de gestión que prioriza la rosca política sobre la administración transparente.
En el caso del Centro Verde, el intendente Marcos Calvente queda directamente involucrado. Las promesas incumplidas, la desatención a las familias y la falta de pagos son responsabilidad de su administración.
El costo político de este conflicto puede ser alto. En un municipio donde las denuncias por irregularidades se multiplican, el abandono de los recicladores suma un capítulo más al descrédito institucional.
El cierre de un ciclo en rojo
Mientras Donati se despide del cargo con un historial de cuestionamientos y acusaciones, los recicladores siguen esperando lo prometido: un trabajo digno y el pago de lo adeudado.
El municipio, una vez más, se refugia en el silencio y en parches improvisados que no alcanzan para ocultar el trasfondo: Guaymallén está administrado con rosca, promesas vacías y funcionarios más interesados en sus carreras personales que en los vecinos.
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