Bomberos Voluntarios Guaymallén: renunció la Comisión Directiva y ahora faltan respuestas, no micrófonos

La noticia central no es la “intervención”. Es otra, más concreta y más grave: renunció en bloque la Comisión Directiva. Y cuando una conducción civil se va completa, no es por deporte. Es porque algo se volvió imposible de sostener. Por Néstor Bethencourt

Cuartel de Bomberos Voluntarios de Guaymallén
Cuartel de Bomberos Voluntarios de Guaymallén

Esta mañana Ecos Mendocinos publicó que la renuncia masiva se dio “acorralada” por presiones atribuidas a la coadministradora Mónica Elías (Personas Jurídicas) y por la falta de compromiso político del Secretario de Gobierno Ignacio Conte, en un cuartel señalado como uno de los más equipados de la provincia.

La conferencia de esta tarde a las 19.00 hs. en el cuartel Bomberos Voluntarios Guaymallén, se anuncia como “informativa”. Perfecto. Entonces hay una oportunidad: dejar de hablar en modo relato y pasar a modo expediente.


Lo que está pasando (y por qué no es un detalle)

Cuando se va una comisión completa, el daño no es simbólico. Es estructural. Se rompe el equilibrio entre voluntariado, financiamiento comunitario y autonomía operativa.

El mismo artículo menciona que, según testimonios desde el cuartel, la intervención no habría logrado comprobar irregularidades graves que la justificaran y, en cambio, dejó parálisis operativa, desgaste humano y vacío de conducción.

Si eso es así, el vecino no necesita una conferencia “para explicar”. Necesita una respuesta simple:

¿Qué hicieron, con qué respaldo, y cómo garantizan que el cuartel funcione mañana?


Las “pruebas anormales” que ya aparecen en el radar

Sin jugar al juez (para eso está la fiscalía, o varias, si hay causas cruzadas), sí se puede marcar lo verificable o al menos exigible en cualquier institución seria:

  • Renuncia total de la Comisión Directiva: hecho consumado y público.
  • Señalamientos de presiones y “modos agresivos” atribuidos a la coadministración: está relatado con citas de bomberos en la nota.
  • Ausencia de conclusiones públicas claras (auditorías difundidas / informe concluyente) que expliquen por qué se llegó a este punto: también está planteado en el texto.
  • Y ahora, lo que enciende otra alarma (por testimonios y documentación que sigue llegando): la versión de que se habrían agregado nuevos socios “sin orden” exhibida.

Esto último, si fuera real, no es un chisme. En una crisis, el padrón puede convertirse en herramienta de poder: habilita mayorías, legitima asambleas, define control. Por eso no se discute con indignación: se discute con actas, libros rubricados, fechas y padrón comparado.


Qué debería contestar hoy una conferencia “informativa”

Si el objetivo es informar, hay preguntas que se responden en 30 segundos… siempre que existan los papeles:

1) Renuncia: ¿queda asentada formalmente? ¿qué administración civil queda de pie?
2) Alcances: ¿quién firma hoy y hasta dónde llega esa firma?
3) Funcionamiento: ¿qué garantía concreta tienen los voluntarios sobre ART, traslados y condiciones mínimas para cubrir guardias?
4) Padrón: ¿hubo altas de socios desde que empezó todo? Si sí: ¿cuántas, desde qué fecha y en qué acta? Si no: ¿publican padrón con fecha de corte?
5) Inventario y custodia: ¿se labraron actas de resguardo de móviles, equipos y llaves?

Nada de esto requiere opinión. Requiere documentación.


La chicana que duele porque suena posible

En Guaymallén, después de tanto “control” y tanta interna, hay una frase que ya circula en voz alta, como ironía vecinal:

Lo único que falta es que los bomberos se municipalicen y los controle Pablo Raddi.

Es una exageración, sí. Pero funciona como termómetro. Cuando la conducción civil renuncia y la intervención aprieta, el vecino empieza a pensar en el peor escenario. Y en política, cuando el rumor se vuelve creíble, no se tapa con conferencia: se tapa con transparencia.


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