Nada es para siempre. El factor Chiarello. Por Néstor Bethencourt.
Guaymalléngate atraviesa una de las crisis más profundas de su historia reciente. A pesar de que los medios provinciales pintan una imagen de progreso y estabilidad, la realidad detrás del municipio es muy diferente. Varias denuncias apuntan a una trama de corrupción, manejos irregulares y un entorno tóxico que ha dejado a muchos empleados en situaciones de vulnerabilidad y acoso.
La administración en Guaymalléngate se ve dominada por un grupo de personajes cuestionables que actúan con impunidad y con el respaldo de figuras políticas de peso.
Marcelino Iglesias: El Artífice de la Crisis
Aunque ya no es intendente, Marcelino Iglesias continúa ejerciendo un control significativo sobre la administración de Guaymalléngate. Este control sigue intacto gracias a su red de leales y la estructura política que dejó en pie tras finalizar su gestión. Iglesias, conocido por su estilo autoritario y por centralizar las decisiones, sigue interviniendo en las dinámicas municipales, asegurándose de que sus intereses no se vean afectados.
A pesar de supervisar la situación dentro del municipio, Iglesias también se ha visto envuelto en actividades comerciales cuestionables fuera del ámbito local. Desde el Senado provincial, continúa beneficiándose a través de la reventa de encurtidos, con márgenes económicos muy favorables. Estas actividades le han generado beneficios financieros que utiliza para seguir sosteniendo su red de apoyo y mantener su influencia política. El exintendente sigue funcionando como una suerte de “operador en las sombras” que preserva su poder y controla el rumbo de las políticas en Guaymalléngate.
Funcionarios en la Mira: Persecución y Corrupción Generalizada
Entre los funcionarios más polémicos del municipio están Jorge Carrizo, Pablo Raddi y Rubén Suárez. Estos individuos han sido acusados de abusar de sus cargos y manipular recursos municipales para su beneficio. Carrizo es un ejemplo destacado de la corrupción reinante: él, junto con Nicolás González Perejamo, exfuncionario y aliado de la hoy diputada Evelin Pérez, coordinó numerosas contrataciones cuestionables. Las irregularidades en la contratación de grúas para el área de tránsito son solo la punta del iceberg. Los expedientes a los que tuvo acceso Ecos Mendocinos revelan sobreprecios y condiciones ventajosas para los prestadores de servicios. La suspensión de la empresa involucrada no fue suficiente. Las sanciones no llegan a los responsables dentro del municipio.
Rubén Suárez, a cargo del área de parque automotor, usa el traslado de personal como una herramienta de castigo para empleados que no se alinean con sus directivas. Salvador Chiarello es un caso paradigmático. Con más de 20 años de antigüedad en la comuna, fue removido de su puesto y asignado al stand turístico en la Terminal del Sol, un espacio sin recursos ni materiales. Esta medida se interpretó como una represalia y, además, una forma de deshacerse de un delegado gremial molesto.
El Caso Chiarello: Represalias y Una Esperanza de Resolución
La situación de Salvador Chiarello, quien denunció su traslado arbitrario, tomaría un giro significativo. Gracias a la intervención de ASEMUG, el sindicato que representa, su caso estaría próximo a resolverse. El gremio presentó una serie de reclamos judiciales. La resolución de este caso podría sentar un precedente y poner fin a las prácticas de represalia laboral que han sido denunciadas repetidamente. Al menos nueve casos fueron resueltos.
Chiarello, cuya especialidad es la conducción de vehículos municipales, fue ubicado en el stand con funciones turísticas que no corresponden a su experiencia. El espacio, construido a un alto costo y administrado por Jeremías Gómez, Director de Desarrollo Económico, fue objeto de denuncias por sobreprecios. Se alquiló un lugar en la Terminal del Sol y se encargó su construcción a un allegado del área económica a un costo desproporcionado. Sin embargo, cuando el intendente Marcos Calvente visitó el sitio, se encontró con un espacio desprovisto de elementos turísticos y sin utilidad alguna.
Como perlita, esta semana se presentó en el mismo personal del Ministerio Público Fiscal, a fin de costatar detalles del mismo. La contratación de su construcción fue oportunamente denunciado penalmente por este cronista.
El Rol de Calvente: Buenas Intenciones y Traiciones Internas
El actual intendente, Marcos Calvente, asumió con la promesa de cambiar la gestión y brindar transparencia, pero enfrenta serias dificultades para ejercer control real en el municipio. Se encuentra rodeado de un equipo que no le es leal y que responde a la estructura heredada de Iglesias. A pesar de sus intentos por hacer ajustes y mostrar cercanía a los empleados, muchos de sus movimientos han sido saboteados por funcionarios que buscan perpetuar sus propios intereses.
Incluso en situaciones públicas, algunos colaboradores de Calvente muestran una falta de respeto hacia su autoridad. Las actitudes de ciertos empleados revelan que el verdadero poder no está del todo en las manos del actual intendente.
Purga de Empleados: Castigos para los No Alineados
Carrizo y Suárez encabezan una purga interna contra los empleados municipales que conocen las irregularidades. Han utilizado el traslado de personal como un arma para deshacerse de testigos incómodos y protegerse. Actualmente, se barajan nombres como Brizuela, Navas y Arenas como los próximos en ser removidos de sus puestos. Estos empleados, con experiencia y trayectoria, son considerados “peligrosos” para el status quo de la administración.
Mientras tanto, aquellos que aceptan encubrir las irregularidades o actuar como peones del sistema gozan de beneficios y sueldos elevados. Un empleado del área de Raddi, que fue sorprendido robando, sigue en su cargo, protegido por sus superiores. La lista de “intocables” crece a medida que el entorno de Carrizo y Raddi refuerza su red de protección.
Conclusión: Guaymalléngate, al Borde del Colapso
El Guaymalléngate se encuentra en una situación insostenible. La gestión heredada por Calvente está dominada por prácticas corruptas, persecución laboral y una administración paralela que responde a los intereses de Marcelino Iglesias. La imagen de estabilidad y progreso que intentan proyectar los medios locales es solo una fachada. La realidad es que el municipio está al borde de una implosión interna. Si las autoridades no toman medidas urgentes y si el intendente no logra romper con el control de la vieja guardia, la situación seguirá deteriorándose.
La posible inmediata resolución del caso de Chiarello, impulsada por el sindicato ASEMUG, podría ser en parte el primer paso hacia un cambio verdadero. Sin embargo, queda por verse si esta será la chispa que inicie una limpieza más profunda en el municipio o si la maquinaria de poder logrará neutralizar el intento de reforma antes de que se consolide.
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