Algo empieza a desmoronarse. Por Néstor Bethencourt, Director Ecos Mendocinos
Y un día todo se disparó…
Un país no se construye ni se destruye solo. Lo hacemos entre todos. En lo personal, prefiero lo primero: construir. Siempre construir. Pero, a veces, se vuelve complicado, sobre todo cuando uno es “el malo de la película”, aquel que levanta la alfombra para mostrar toda la mugre que se barre debajo.
Guaymallén, el municipio más poblado de Mendoza, lleva años siendo un terreno fértil para la corrupción.
En mis cuatro años como comunicador desentrañando sus vericuetos, he llegado a una certeza: si no es el departamento más corrupto de la provincia, está definitivamente en el podio.
No escribo estas líneas para recibir halagos ni para inflar mi ego. Ni este medio ni yo, no buscamos fanáticos ni aduladores. Somos, con mucho de nuestros lectores, un equipo que quiere un mundo más justo. Y, desde nuestra trinchera, damos pelea todos los días contra las injusticias y los abusos junto con Uds.. Noten las Cartas de Lectores que van saliendo. Gracias.
Un verdadero orgullo.
Un municipio en estado de ebullición
En estos días, los rumores sobre cambios en los funcionarios de Guaymallén están a la orden del día. Aunque nada es oficial todavía, las fuentes confiables aseguran que se vienen modificaciones importantes.
El intendente Marcos Calvente parece haber despertado al reconocer lo que tiene a su alrededor.
No será fácil, pero, si toma las decisiones correctas, podría abrirse camino.
Uno de los movimientos recientes más resonantes fue el desmantelamiento del “clan Martínez”, un entramado liderado por Roberto y Mónica Martínez. Ambos eran conocidos por su abuso constante de los recursos municipales.
Roberto, en particular, cayó de la peor manera: traicionado por su jefe, Pablo Raddi, quien lo expuso en un intento desesperado por salvarse. Así es Raddi, un miserable que deja a los suyos tirados cuando el barco se hunde.
Mónica, por su parte, llegó a manejar prácticamente una “municipalidad paralela”, siempre bajo la sombra de su mentor, Marcelino Iglesias. Pero los días de gloria parecen estar contados para los Martínez. Su caída es el reflejo de un sistema que, aunque intenta resistir, empieza a mostrar grietas por todos lados.
Silvia Donati y el perpetuo juego del poder
Un caso emblemático en este contexto es el de Silvia Donati, directora de Desarrollo Social. Su figura se mantiene, a pesar de las múltiples denuncias y las evidencias de corrupción en su gestión. Hoy, con su puesto tambaleando, Donati está haciendo lobby para conseguir la Dirección de Seguridad, un área que quedará vacante tras la salida de Carrizo.
¿Por qué tanto interés? No es casualidad. La relación entre Donati y Carrizo ha sido clave para mantener un sistema de negociados que incluye, entre otras cosas, la venta de licencias de conducir.
Aunque Alberto Monetti asumió hace unos meses como nuevo jefe del área, los manejos turbios no se han detenido.
Donati siempre supo moverse entre las sombras, sorteando obstáculos con una habilidad envidiable. Pero esta vez, las voces empiezan a alzarse, y su caída podría estar más cerca que nunca. Pruebas no faltan.
La falsa renovación de Florencia Minzer
Otro caso que merece atención es el de Florencia Minzer, una funcionaria que llegó al municipio de la mano de Aarón Pelegrina (quien ya habría renunciado).
Minzer, que comenzó con un cargo menor, rápidamente se autoproclamó subdirectora de Comercio, una muestra más de cómo algunos se creen dueños de la función pública.
No pasó mucho tiempo hasta que se tomó una licencia prolongada por una lesión, durante la cual siguió dando órdenes a distancia y, para sorpresa de muchos, hasta cobró extras.
Lo más grave fue la maniobra reciente para renovar su contrato: mientras Pelegrina se alejaba del municipio, alguien de arriba envió un mensaje al director de Comercio indicando quiénes debían ser dados de baja como personal temporario.
Minzer era uno de esos nombres, pero, si nadie actuaba, su renovación se concretaba automáticamente. Todo esto está bajo revisión.
El avance del cambio
A pesar de la corrupción que parece estar incrustada en cada rincón del municipio, hay un rayo de esperanza. Calvente parece dispuesto a realizar una limpieza profunda, aunque todavía está por verse si será lo suficientemente amplia.
La salida de Roberto Martínez y la renuncia de Jeremías Gómez son un paso en la dirección correcta. Además, se espera que los nuevos nombres para reemplazar a los funcionarios corruptos sean un aire fresco para una comuna que lo necesita urgentemente.
Por supuesto, no faltan los oportunistas. Desde la oposición, algunos intentan capitalizar el momento con actitudes infantiles y estrategias electorales poco elaboradas.
Y, como siempre, los medios “independientes” de cartón no pierden la oportunidad de operar a favor de sus propios intereses. Nada dicen del manoseo de padrones, grave tema que pronto verá la luz. Pero el pueblo ya no es tan ingenuo como antes.
El desafío de construir sobre las ruinas
Guaymallén es un campo minado. Por cada caso que se destapa, surgen diez más esperando ser investigados. Sin embargo, no todo está perdido.
En medio de tanta oscuridad, hay empleados municipales que trabajan con honestidad y que desean un cambio real.
Ellos, al igual que muchos vecinos, depositan su esperanza en que esta nueva etapa pueda marcar un antes y un después. La tarea es titánica, pero no imposible.
El rol del periodismo y la política
Desde Ecos Mendocinos, nuestro compromiso es seguir contando estas historias. No buscamos protagonismo ni reconocimiento, solo ser un canal para que la verdad salga a la luz.
La política, por su parte, tiene la responsabilidad de actuar con decisión y valentía para desmantelar los sistemas corruptos que tanto daño han hecho.
En este punto, ya no se trata de ganar elecciones o de mantenerse en el poder. Se trata de construir algo mejor para las generaciones futuras. Porque, como dije al principio, un país se hace entre todos. Y yo elijo construir.
El tiempo dirá si Guaymallén logra levantarse de sus cenizas. Mientras tanto, seguiremos aquí, siendo la voz de quienes no tienen otra forma de ser escuchados.
Porque un día todo se disparó, y lo que antes parecía inamovible empezó, por fin, a derrumbarse.
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Espero q también con nuestros impuestos no sean mal gastados. solo q el personal de servicios con sus sueldos sean mejorados la verdad son sueldos más q indigentes y no se lo merecen
Gracias por esta oportunidad
Y que hay del amigo de Marcos Calvente ,( Ramiro García ) quien vive en Godoy Cruz , ex trabajador de una constructora que hizo la remodelación del hospital Central , ( echado por manejar mal los materiales y fondo) quien a su vez hizo ingresar a su suegro a trabajar con contrato como encargado de depósito y de los años que lo conozco casi nunca se presentaba a trabajar y ahora que García es secretario, no va nunca . A su vez hizo volver de España a su cuñado haciéndolo entrar a trabajar al municipio junto a su esposa también. Que paso con los lotes que vendían y resulta que estos heran y son fiscales , estafando a mucha gente , de las maquinarias del municipio usadas en esos lotes para aplanarlos.. de que cuando ingreso al municipio alquilaba y ahora está terminando su mansión . De las adjudicaciones de material que privilegios con algunos proveedores. De la entrega de material a irrigación para las supuestas obras bajo el mando de currenti. Dentro ayas de lo que se imaginan. Ladrones de guantes blancos . Que con su poder manipulan a los empleados quienes no hacen lo que el les pide y automáticamente los amenazas con la renuncia o hacerle la vida imposible.?????