Un grupo de personas en evidente situación de calle vive acampando en la plaza Belgrano, justo frente a la Dirección de Desarrollo Social de Guaymallén. Nadie del área se dio por aludido. Por Néstor Bethencourt

Situación de calle enfrente a Desarrollo Social.
La postal es tan cruda como explícita: varias carpas improvisadas se alinean en la plaza Belgrano, rodeada por las calles Godoy Cruz, Mitre, Patricias Mendocinas y Márquez.
A metros, una ventana da directamente al despacho de Silvia Donati, directora de Desarrollo Social de la Municipalidad de Guaymallén desde hace casi diez años. Una década de gestión. Cero respuestas visibles ante esta emergencia humanitaria.
No se trata de un episodio aislado. Las personas que viven allí llevan semanas acampando, desprotegidas, sin acceso regular a alimentación, baños ni asistencia.
La escena ocurre a escasos pasos de donde supuestamente se diseñan las políticas públicas para contener este tipo de realidades.
Programas hay, lo que falta es voluntad (y menos clientelismo)
Tanto el Gobierno provincial como el municipal cuentan con programas de contención para personas en situación de calle. Sin embargo, la ejecución municipal está viciada por una gestión que, lejos de atender con justicia y criterio social, se ha caracterizado por el manoseo político, el reparto discrecional de recursos y el uso clientelar de la asistencia.
No es la primera vez que se señala a Silvia Donati por irregularidades en su área.
En gestiones anteriores –con Marcelino Iglesias al frente– ya se había denunciado el uso partidario de colchones, kits de alimentos y mercadería. Todo sigue igual bajo el mandato de Marcos Calvente.
La funcionaria se mueve con un núcleo duro de colaboradores que tampoco destaca por su eficiencia social. Parte del equipo incluye a Germán Jofré, Claudia Túnez y Cintia Muñoz, todos con trayectorias que levantan más dudas que certezas.
¿Quiénes son los que no hacen nada?

Cintia Muñoz, jefa de Mesa de Entradas, fue señalada públicamente por utilizar su acceso para llevar colchones en grandes cantidades, acompañada por su esposo, trabajador de un conocido hotel cinco estrellas.
La nota y foto donde se documenta esta situación circula desde hace tiempo, sin que haya habido sanciones ni explicaciones.

Germán Jofré tiene antecedentes por maltrato laboral. Son numerosas los trabajadores que solicitaron traslado por no soportar su forma de conducir. Se lo acusa de tener una ambición desmedida por ascender a toda costa, aunque eso implique pisotear a colegas. Su relación con el personal técnico es, por decirlo suavemente, tóxica. Las trabajadoras sociales lo sufren.

FOTO: Claudia Túnez y Cintia Muñoz
Claudia Túnez, encargada del engranaje administrativo, es quien hace que todo cuadre en los papeles. Pero si se hiciera un simple entrecruzamiento de datos, las maniobras internas quedarían en evidencia. Su función no es gestionar lo social, sino encubrir con prolijidad lo que pasa en los escritorios.
Una candidatura más urgente que la calle
En el contexto actual, el abandono de quienes viven en la plaza frente al edificio de Desarrollo Social no es solo desidia. Es también una muestra de las prioridades de la directora Donati, que por estos días está más ocupada en su campaña como precandidata a concejal que en atender el drama que tiene en la puerta de su oficina.

Hay registros de reuniones de campaña en el Club Boca de Bermejo, donde Donati ya estaría planificando su salto político. La pregunta es: ¿con qué credenciales? ¿Con qué cara se presentará ante los vecinos si ni siquiera es capaz de garantizar un mínimo de dignidad a quienes viven a metros de su escritorio?
Mientras tanto, las carpas siguen ahí. Los niños juegan con botellas vacías, los adultos improvisan cocinas con latas y las noches frías golpean sin piedad. Y la Dirección de Desarrollo Social sigue con sus persianas bajas, y sus oídos más bajos aún.
El espejo de la gestión: cuando el Estado ignora lo que tiene enfrente
La situación de calle no es nueva. Tampoco lo es el abandono institucional. Lo que indigna en este caso es la invisibilización deliberada, cuando la necesidad está literalmente frente a los ojos de quienes deben actuar.
Si la gestión de Donati no es capaz de atender ni siquiera una situación tan evidente como esta, ¿qué puede esperarse del resto? ¿Cómo confiar en una dirección que reparte colchones a dedo, que calla ante el maltrato, que premia la lealtad política y no la capacidad técnica?
La plaza Belgrano es hoy el espejo de una gestión agotada, que prefiere mirar para otro lado antes que asumir responsabilidades. La respuesta no puede ser el silencio. Mucho menos, la candidatura.
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Soy ex empleado del municipio
Y te aseguro que….
Hay que sacarse el sombrero.
Con la Señora Silvia..
JAJAJA, por eso está como anónimo…
Una lsstima despues de años de espera x recuperar la plaza Belgrano,para poder disfrutar en familia como se venia haciendo.De nuevo el tema de gente en situacion de calle y nadie hace nada el colmo de la verguenza es q al frente se encuentra dessrrollo humano q de humano no tiene nada , siempre llenando sus bolsillos con lo ajeno.y haciendose los ciegos y sordos una pena
Y si… Seguramente con anónimo la Silvia se portó bien….
Pero claro está que con su función en estos casos no… Y eso… Es lo que se vé desde afuera.
Saludos.