GPS para chatarra: las fotos y los expedientes que hunden a Pablo Raddi

Las fotos de vehículos destruidos en corralones municipales y dos expedientes oficiales exponen algo brutal: Guaymallén paga un sistema de monitoreo satelital para chatarra, grúas sin contrato y vehículos de terceros que ya no trabajan para la comuna. El padrón inflado fue armado por la Dirección de Control de Gestión, a cargo de Pablo Raddi. La responsabilidad política final es de Marcos Calvente. Por Néstor Bethencourt

Foto de vehículo desguazado con GPS activo en el sistema de Guaymallén

GPS Guaymallén vehículos desguazados.

Las imágenes que acompañan esta nota no son ornamento ni relleno. Funcionan como prueba directa. En ellas se observan camiones, grúas y camionetas destruidas, desguazadas, oxidadas y arrumbadas en terrenos municipales, muchas veces rodeadas de pasto alto o montones de basura interna. Algunos móviles ya no tienen motor, otros perdieron puertas, ruedas o vidrios, y varios parecen inmóviles desde hace años, condenados a ser un depósito de piezas sueltas.

A pesar de ese estado terminal, en los papeles siguen figurando como vehículos municipales con GPS activo y pago al día.

En la imagen se confirma vehiculo en desuso para ser controlado por GPS

El servicio se abona mensualmente y lo financian los contribuyentes, sobre la base del padrón elaborado por la Dirección de Control de Gestión que conduce Pablo Raddi. Lo que las fotos muestran como fierro muerto, el sistema administrativo sigue tratando como flota operativa monitoreada.


Las fotos que hablan: fierros muertos con GPS “vivo”

Cada imagen tiene una historia y, sobre todo, un respaldo administrativo. No se trata de capturas al azar. Detrás de cada vehículo fotografiado hay una patente, una identificación interna y un registro incluido en el expediente de contratación de GPS. Lo que se ve en un corralón como casco oxidado, el listado oficial todavía lo presenta como móvil municipal activo.

En los corralones aparecen camiones con la pintura comida por el sol, sin neumáticos útiles, con cabinas abiertas a la intemperie. También se ven mas abandonados, de los que solo queda la estructura, y camionetas a las que les arrancaron faros, puertas y partes enteras del chasis. Unidades que llevan años aportando únicamente hierro y óxido, pero en el sistema de GPS siguen contando como vehículos “controlados”.

Los datos que vinculan fotos y documentos están chequeados. Se cruzaron dominios, números internos y ubicaciones, y se verificó la coincidencia con el propio expediente de contratación. Sin embargo, no todo ese detalle aparecerá expuesto en esta primera entrega. Hay una decisión deliberada: no hacerle el trabajo fácil a quienes deberían auditar el desastre. Depurar el padrón, revisar móvil por móvil y corregir este descalabro es obligación del municipio, no de Ecos Mendocinos.


El padrón inflado que salió de Control de Gestión

El corazón del problema es el padrón que alimenta el sistema de GPS. Esa nómina de vehículos no cayó del cielo; salió de la Dirección de Control de Gestión. Desde esa área se definió qué móviles debían ser monitoreados, se consolidó el listado y se avanzó con la contratación.

Los datos recabados muestran que una parte importante de los vehículos incluidos ya no existe como flota operativa. Algunos están desguazados y se usan como fuente de repuestos improvisados. Otros son vehículos que pertenecen a empresas privadas que, en su momento, participaron en licitaciones y prestaron servicios al municipio, pero hoy no tienen vínculo contractual vigente. Esa tercera pata es especialmente grave: los móviles ya no son municipales, pero nunca fueron dados de baja del padrón de control.

El resultado es una mezcla explosiva. El mismo listado reúne vehículos desguazados, unidades de terceros sin relación actual con la comuna y móviles que figuran en baja formal, pero permanecen computados en la flota monitoreada por GPS. La compra ya incluía, desde el diseño, la posibilidad de sumar vehículos dados de baja para controlar etapas finales de uso. Lo que terminó sucediendo fue otra cosa: un padrón mal depurado, inflado y sumamente cómodo para justificar un sistema caro sin controles serios.


Las grúas que solo existen en la planilla

Dentro de ese padrón, el capítulo de las grúas de tránsito sirve como síntesis del absurdo. En los registros diseñados desde Control de Gestión figura una cantidad importante de grúas asignadas al sistema de GPS. Para cualquiera que mire solo la planilla, se trata de un parque interesante de vehículos destinados a ordenar el tránsito y remover autos en infracción.

La realidad es bastante más modesta. Hoy solo hay una grúa contratada y operativa. No se trata de una opinión, sino de la situación efectiva: una sola unidad trabaja bajo contrato para el municipio. El resto de las grúas que figuraban en el padrón ya no tiene vinculación con la comuna. No existe contrato vigente, no hay chofer municipal que las maneje y tampoco existen servicios reales prestados a los vecinos.

En los corralones, las fotos muestran vehículos abandonados, sin mantenimiento, con neumáticos vencidos y piezas faltantes. El sistema de GPS, tal como fue presentado, termina monitoreando recuerdos de flota y restos de hierro, más que vehículos en actividad. Las preguntas son obvias: ¿quién autorizó ese padrón, quién validó los datos y quién se hace cargo de que se pague un servicio para móviles que no trabajan?


El expediente que prueba que Raddi ni siquiera tenía la flota en orden

A la discusión sobre la chatarra con GPS se suma ahora el expediente NEE-20215-2025, referido al listado de flota de Espacios Verdes. Ese trámite deja escrito, negro sobre blanco, que la propia Dirección de Control de Gestión reconocía que no tenía en orden la información básica de la flota que supuestamente estaba monitoreando.

El 17 de noviembre de 2025 la auditora Claudia Lorena Mansilla le envía una nota a la subdirectora de Espacios Verdes, Ivanna Natalia Klimisch, pidiéndole que detalle “la flota de camiones a cargo de cada encargado, indicando marca, patente y número de interno del vehículo”. Solicita también el listado de máquinas viales y movilidades activas, e información precisa sobre cuáles están en reparación, fuera de servicio o afectadas a otras direcciones, “especificando su situación”. El objetivo declarado es “actualizar la flota para completar y ordenar nuestros registros correspondientes a la Dirección de Control de Gestión”.

La cronología interna completa el cuadro. La actuación se registra el 18/11/2025 a las 09:59, con firma electrónica de Mansilla. El 20/11/2025 a las 09:35 interviene la administrativa Mónica Martínez. Recién el 2 de diciembre de 2025, a las 09:17, aparece la firma electrónica de Pablo Raddi, como director de Control de Gestión. Es decir, casi dos semanas de vueltas para admitir algo elemental: no sabían con precisión qué camiones y máquinas tenían, ni en qué estado estaban.

Este expediente encaja a la perfección con las fotos de vehículos destruidos y con el padrón inflado de GPS. Mientras el municipio le paga a una empresa para monitorear una flota supuestamente ordenada, la propia área encargada del control salía, a último momento, a preguntar a Espacios Verdes qué vehículos seguían vivos, cuáles eran chatarra y cuáles estaban afectados a otra dirección. La evidencia demuestra que Raddi no solo firmó un padrón lleno de fantasmas: también tuvo que salir de apuro a pedir la lista verdadera cuando el escándalo empezaba a asomar.


El expediente que confirma todo: lo que se publicará en Scribd

Para que no queden dudas, esta nota se acompaña de un documento que resume el expediente de contratación de GPS de Guaymallén. Ese archivo condensado será publicado en Scribd y permite ver, de manera ordenada, cómo se armó el sistema y qué móviles se incluyeron.

El resumen contiene la carátula del expediente, la nota de pedido original del servicio de GPS y el listado de móviles municipales con identificación interna, patente y número de equipo de GPS asignado. No se trata de una selección caprichosa, sino de las piezas centrales que explican el armado del padrón y su impacto.

El documento puede consultarse en el siguiente enlace:

👉 Ver resumen del expediente de GPS de Guaymallén: [ENLACE_SCRIBD], y al pie de esta nota.

Por una cuestión de seguridad y privacidad, en la versión pública se han tapado o suavizado datos personales sensibles, pero se mantiene lo esencial: número de móvil, patente y equipo de GPS asociado. Los mismos dominios que aparecen en ese listado son los que pueden verse, en las fotos, convertidos en chatarra inmóvil. Lo que dicen las imágenes y lo que figura en los papeles coincide sin margen para el relato.


Pruebas suficientes, datos reservados: que trabaje Raddi

La evidencia reunida no se agota en las fotos, en el expediente de contratación ni en el NEE-20215-2025. Ecos Mendocinos cuenta con copias completas, planillas internas, inventarios y registros que vinculan vehículos y dispositivos GPS. Esa base probatoria permite reconstruir el diseño del sistema y, también, los abusos.

No obstante, no toda la información será publicada al mismo tiempo. No es una forma de proteger a nadie, sino de marcar un límite: la auditoría profunda le corresponde al municipio, que tiene estructura, presupuesto y jerarquías pagadas para hacerlo. Si Pablo Raddi quiere ejercer la función que ocupa, deberá salir de la pantalla y caminar corralones, revisar listados y reconocer, frente a cada unidad destruida, que allí falla su control y no la crítica periodística.

La pregunta ya no es si hay pruebas, sino qué piensan hacer con ellas quienes tienen la obligación legal de actuar. Si la respuesta se reduce a observar qué publica este diario y a buscar “cómo contestar”, el problema deja de ser la ineptitud administrativa y pasa a ser directamente la complicidad política.


Calvente, los tiempos políticos y el fantasma de Jorge “Nene” Carrizo

Llegados a este punto, el debate ya no puede limitarse a la figura de Raddi. La dimensión del problema obliga a mirar a la cima de la estructura. La pregunta es directa: ¿cuánto tiempo más necesita el intendente Marcos Calvente para sancionar o reemplazar a un funcionario que demuestra, expediente tras expediente, que no es idóneo para el cargo?

No se trata del primer episodio de descalabro administrativo en Guaymallén. Existen antecedentes en otras contrataciones, licitaciones mal diseñadas y compras con datos absurdos que ya fueron expuestas. La historia muestra un patrón preocupante. Cuando un funcionario queda demasiado expuesto, la reacción no es la sanción ejemplar, sino el traslado cómodo.

El caso de Jorge “Nene” Carrizo quedó en la memoria. Después de ser un nombre pesado dentro del municipio, terminó como asesor de Marcelino Iglesias en el Senado provincial. No hubo castigo ni advertencia institucional, sino un premio discreto que se camufla como “reubicación”. Esa experiencia invita a una pregunta incómoda: ¿será ese el destino de Pablo Raddi si el escándalo se vuelve imposible de sostener?

Si Calvente opta por reciclarlo en otro despacho, quedará claro que el problema no es un funcionario aislado, sino un sistema que convierte el fracaso en currículo y la ineptitud en credencial de lealtad. Si, en cambio, decide usar los expedientes y las fotos como punto de partida para una limpieza real, será la primera vez que la historia de los GPS para chatarra deje algo positivo.


Conclusión: GPS para fantasmas, silencio para los vecinos

Las fotos, el expediente de contratación, el NEE-20215-2025 y el padrón resumido en Scribd cuentan la misma historia desde ángulos distintos. Guaymallén está pagando un sistema de GPS que monitorea vehículos destruidos, grúas sin contrato y móviles que ya ni siquiera son municipales. El padrón que sostiene esa ficción administrativa salió de la Dirección de Control de Gestión, y la corrección de ese escándalo depende hoy de decisiones políticas claras.

Mientras no se adopten esas medidas, los vecinos seguirán financiando un control satelital que no controla casi nada y funciona, más bien, como indicador en tiempo real de la desidia interna. La duda ya no pasa por la existencia de pruebas, sino por el coraje de usarlas donde corresponde: en sumarios, sanciones y cambios concretos, y no en nuevos traslados “premio” para quienes firmaron una flota de fantasmas con GPS activo.

Expediente de GPS en Guaymallén – Resumen de carátula y padrón de vehículos by Nestor Bethencourt


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2 thoughts on “GPS para chatarra: las fotos y los expedientes que hunden a Pablo Raddi

  1. Y por qué no se denuncias esto en el tribunal de cuentas? Hasta enero pueden pagar a los proveedores con esto intervienen en el momento.

    1. Nuestro trabajo como medio es investigar, chequear y publicar. No somos el Tribunal de Cuentas ni un estudio jurídico.
      Todo lo que se publica en Ecos Mendocinos queda a disposición de cualquier vecino, concejal u organismo, incluido el HTC, para que lo use y denuncie si lo considera.
      No descartamos que este material termine formalmente en esos ámbitos, pero la responsabilidad de controlar y actuar es, antes que nada, de los organismos de control y de la dirigencia, no de un diario chico que ya hace el trabajo que ellos deberían estar leyendo.

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