Por Néstor Bethencourt
De sacar la basura…
Un municipio puede ser un reflejo de lo mejor o lo peor de una sociedad. Guaymallén hasta ahora, lamentablemente, sigue inclinándose hacia lo segundo.
Entre corrupción, nepotismo y funcionarios que parecen competir por el premio a la peor gestión, la comuna más poblada de Mendoza es un campo minado.
Marcos Calvente: sin tropa ni brújula (Hasta ahora)
Marcos Calvente, el intendente, enfrenta un desafío monumental. Sin un verdadero capital político propio y rodeado de funcionarios más útiles para un manual de escándalos que para la gestión pública, siente que su mandato se tambalea.
Se habla de cambios inminentes en la estructura municipal, pero los nombres que suenan no prometen mucho. Más bien, parecen una repetición de los mismos personajes con las mismas mañas de siempre.
El rumor más escandaloso es el de Silvia Donati, actual directora de Desarrollo Social, que estaría pidiendo quedarse con el área de Seguridad tras la inminente salida del “Nene” Carrizo.
Donati, heredada de la era de Marcelino Iglesias, representa lo peor de la gestión pública: una funcionaria que convierte la ayuda social en un negocio cuasi familiar.
Colchones, alimentos, zapatillas, subsidios y demás desaparecen en un agujero negro de corrupción. ¿Auditorías? No resisten ni una mirada superficial. Los listados de beneficiarios parecen más un árbol genealógico que un registro legítimo.
Federico Perinetti y las 69 motosierras perdidas
El director de Espacios Verdes, Federico Perinetti, es otro de los nombres que resuenan por las razones equivocadas. Bajo su gestión, las denuncias por descontrol son tan comunes como obvias.
¿El escándalo? La desaparición de motosierras. Sí, motosierras. No hablamos de complejas operaciones financieras ni de contratos millonarios. Hablamos de herramientas básicas que simplemente “se esfuman”. ¿Casualidad o negocio?
Estamos investigando, esto sucedió hace años y los detalles que aparecen e involucran ahora son reveladores.
Pablo Raddi: el campeón del descontrol
Pablo Raddi, director de Control de Gestión, lleva el premio al puesto más irónico de la municipalidad. Bajo su mando, lo único que parece gestionarse es el caos.
El último episodio lo involucra ¿indirectamente? en un robo de guantes especiales en dependencias de Espacios Verdes. ¿La responsable? Una empleada cercana a Mónica Martínez (otro nombre que da escalofríos).
Esta mujer, según denuncias, no solo se llevó los guantes, sino que tendría antecedentes por apropiarse de mercadería municipal.
El hecho del cual tiene conocimiento tanto Raddi como Mónica Martinez sucedió la semana pasada. Martinez prometió pedir las cámaras, pero es mas que probable que intente ocultar los hechos. La posible responsable, de iniciales L.B. es muy cercana a Raddi. Eso explica todo.
Raddi. Su especialidad es no controlar nada, mientras el municipio se hunde en la ineficiencia.
Funcionarios de siempre, resultados de nunca jamás
El gran problema de Guaymallén es la falta de renovación. Los mismos nombres se reciclan una y otra vez, acompañados de sus séquitos de obsecuentes. Mientras tanto, el verdadero talento, los empleados que trabajan duro y tienen la capacidad para transformar la comuna, son ignorados. casi siempre así sucedió.
Hay excelentísimos agentes municipales, gente sin banderas políticas que solo quiere hacer su trabajo. Pero esa gente, paradójicamente, está tan a la vista que nadie los ve.
Es hora de darles una oportunidad.
“Vamos a sacar la basura” (pero la reciclamos)
Allá por el 2015, Marcelino Iglesias ganó la intendencia con la frase: “Vamos a sacar la basura”. Y lo hizo… a medias. Parte del “equipo” del condenado Luis Lobos se recicló en su gestión, bajo nuevas etiquetas.
Iglesias no solo perpetuó la corrupción, sino que la sofisticó. Hoy, mientras ejerce como senador, enfrenta una fuerte causa penal por su rol en el caso Irrigación.
Los documentos que están saliendo a la luz prometen ser explosivos.
Por su parte, Lobos, próximo a cumplir dos tercios de su condena, casi parece un aficionado al lado del legado de Iglesias.
El chiquero no se limpia solo
Guaymallén necesita mucho más que retoques superficiales. Si Marcos Calvente realmente quiere marcar la diferencia, debe cortar con la corrupción de raíz.
Eso significa dejar de lado a los mismos nombres y darles una oportunidad a aquellos que nunca participaron del festín.
La limpieza no será fácil ni rápida, pero es posible. Porque los contribuyentes no necesitamos más Pablos Raddi, Silvias Donati ni Mónicas Martínez, entre otros personajes.
De sacar… merecemos funcionarios que trabajen para el bien común, no para sus propios intereses.
Queda mucho por hacer. Y aquí estaremos para contarlo, sin filtro ni medias tintas. Porque la verdad, aunque incomode, es el único camino para un futuro mejor.
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RADDI ES UN MISERABLE Y CORRUPTO QUE SE HACIA LLAMAR CONTADOR EN CONTROL DE GESTION CUANDO ES EN REALIDAD UNA MISERA RATA INMUNDA QUE NO SABE NADA DE GESTION PUBLICA