Las segundas partes son peores, sin dudas. Por Néstor Bethencourt.
Jorge Carrizo tomándole control de alcoholemía a Marcos Calvente ayer.
¿CONTINUARÁ?
Corrupción descontrolada. Hace un par de días informábamos lo que sucedía (ver acá) con uno de muchos contratos que muestran graves deficiencias. Generando grave perjuicio al erario público.
Quién en su momento realizó el llamado a licitación, posterior contratación y posterior descontrol, es el director de seguridad vial Jorge Carrizo. No solo avaló la contratación (con su propia hija trabajando dentro de la empresa, ¿habrá sido moneda de cambio extra?). Permitiendo facturaciones tan exageradas como corruptas.
Carrizo tiene múltiples desmanejos de este tipo, se rodea de personal seleccionado que va rotando dentro de su misma dirección que abarca:. Licencias de Conducir, Defensa Civil, Playa de Secuestros, Preventores, demarcación vial y algunas otras.
En todas se cuentan y se encuentran irregularidades.
De trato muy carismático, suele caer bien ante cualquier interlocutor, engañando a sus superiores, logró que su codicia pueda más, ubicándolo en un lugar cuestionado.
Sobre este caso, contrato de grúas para acarreo o despeje de vehículos, hemos analizado en ambas notas un convenio desde el inicio del año 2023, hasta junio 2024. (Con la empresa contratada tendría relación desde casi un lustro antes).
Una de las grandes cualidades del pícaro director, fue hacer que auditaba, encontrando pocas falencias y logrando una cadena encubridora de otros sectores. Especialmente del director de control de gestión, Pablo Raddi, ya nombrado en muchas oportunidades estos días con causas distintas.
Hace un año y monedas que nadie volvió a auditar. Todas las partes involucradas responden a Marcelino Iglesias, su hijo, Mauricio como secretario de gobierno firma y avala estos contratos sin control, mientras Marcos Calvente mira para otro lado. Se los intentó consultar, pero en vano.
Raddi, bravucón entre los propios empleados, es un tierno personaje que, sin pericia alguna, o corrupción de por medio, dejó hacer a diestra y siniestra. Tiene su corte de empleados preferidos, entre ellas una subdirectora con dudosos antecedentes, Lorena Cañete (que sigue en Miami), y la llamada hija putativa por Marcelino Iglesias, Mónica Martinez, quiénes cobran jugosas extras y hasta movilidades a disposición permanente. No son las únicas.
También Carrizo deja involucrada a la dirección de legales, la anterior, gestión Iglesias y la actual, gestión Calvente. Dirigidas por Marcela Amarillo, y Armando Chalabe.
Pero entre todos tienen cosas por las cuales cubrirse, nada que una buena investigación judicial no pueda descubrir.
ALGUNOS SE DESPEGAN.
No solo mucha de su propia gente se les está despegando, incluso algunos que por un puñado de unidades de servicios, aumento de clase y otras minucias (todos ganan miseria), fueron cooptados oportunamente para mantener el silencio de lo que sucede.
Esa cadena se rompió, ni hablar cuando se muestren y judicialicen cuestiones más graves en todo sentido, hasta la mano derecha de Carrizo, Daniel Ozan, está muy preocupado.
Aquí al pie de página la segunda parte del expediente, cuya primera parte también podrán ver y descargarse click aquí.
Si bien los expedientes son o parecen aburridos, recomiendo su lectura, ambos están resumidos, pero no en su esencia donde fácilmente podrá descubrir como lo facturado poco tiene que ver con lo contratado, y menos con lo controlado.
Corrupción descontrolada de alto vuelo.
Casi una película de Netflix, pero cuya producción pagamos los contribuyentes.
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