Bomberos voluntarios de Guaymallén: renuncia total de la comisión directiva y sospechas de una maniobra para municipalizar el cuartel

ÚLTIMO MOMENTO: Tras la intervención, la Comisión Directiva se fue en bloque. Crecen las denuncias por presiones, vacío político y un objetivo que inquieta al cuartel: que el municipio se quede con todo. Por Néstor Bethencourt

Guaymallén, Mendoza. La crisis en los Bomberos Voluntarios de Guaymallén escaló a un punto crítico. La Comisión Directiva renunció en pleno, acorralada por presiones directas de la interventora Mónica Elías y por la falta de compromiso político del secretario de Gobierno Ignacio Conte. El hecho no es menor: el cuartel es uno de los más equipados de la provincia, y hoy sus integrantes sospechan que la intervención fue el primer paso de una maniobra para municipalizar la institución.

La renuncia masiva ocurre luego de semanas de tensión, denuncias internas y un proceso de intervención que, según testimonios coincidentes desde el cuartel, no logró comprobar ninguna de las irregularidades graves que supuestamente la motivaron. En cambio, dejó parálisis operativa, desgaste humano y un vacío de conducción.

Este nuevo capítulo se suma a lo ya documentado por Ecos Mendocinos en notas previas, donde se expuso la cronología de la intervención y el abandono de los voluntarios en medio de una crisis política. Hoy, la historia suma un dato decisivo: la comisión directiva se fue porque no pudo seguir funcionando bajo presión.


La renuncia que lo cambia todo

La dimisión completa de la comisión directiva marca un quiebre institucional. Sin ella, el esquema de administración histórica queda desarmado. Y con él, el delicado equilibrio entre voluntariado, financiamiento comunitario y autonomía operativa.

Desde el cuartel afirman que las presiones se intensificaron. Señalan modos agresivos, exigencias constantes y decisiones unilaterales que excedieron la función de coadministración. La situación se volvió insostenible.

Un bombero lo resume sin eufemismos: “Ya renunciaron muchos compañeros; con esta presión y destrato no se soporta más”. Otro agrega: “La coadministradora excede su función con modos más que agresivos”.

La pregunta inevitable es qué se buscaba con un escenario así. Para muchos, la respuesta está en el resultado: una Comisión Directiva fuera del juego.


La intervención bajo la lupa

El Gobierno provincial dispuso la intervención con coadministración y derecho a veto, designando a Mónica Elías, funcionaria de Personas Jurídicas. La medida se presentó como correctiva y temporal.

Pero, en los hechos, los voluntarios aseguran que no se acreditaron las faltas graves que justificaran semejante avance. No hubo informes públicos concluyentes, ni auditorías difundidas que validaran el diagnóstico inicial.

En cambio, hubo desgaste, renuncias y una conducción paralizada. La intervención, lejos de ordenar, desarmó.


El silencio político que agrava la crisis

La otra cara del conflicto es la inacción política. Señalan directamente al secretario de Gobierno, Ignacio Conte, por no mediar, no dar garantías y no proteger a los voluntarios.

En un contexto de alta sensibilidad, el Estado municipal no apareció como garante, sino como espectador. Ese vacío potenció las sospechas.


La sospecha central: ¿municipalizar el cuartel?

Desde el cuartel surge una hipótesis inquietante: la intervención sería una maniobra para que el municipio se quede con la institución. No es una paranoia aislada. Se apoya en hechos concretos.

Guaymallén ya recauda un ítem específico en las tasas municipales destinado a bomberos. El cuartel tiene equipamiento valioso, vehículos, infraestructura y logística que no son comunes en cuerpos voluntarios.

La secuencia es clara para los denunciantes:

  1. Intervención sin pruebas concluyentes.
  2. Presión constante sobre la Cooperadora.
  3. Renuncia total de la Comisión.
  4. Vacío de administración civil.
  5. Puerta abierta a la absorción municipal.

Qué pasaría si el municipio se queda con los bomberos

El temor no es abstracto. Los voluntarios enumeran riesgos concretos si el cuartel pasa a manos municipales.

Primero, la politización del servicio. Designaciones por afinidad política, no por idoneidad. Cambios de jefaturas según el humor del poder.

Segundo, la pérdida del espíritu voluntario. La vocación se sustituye por lógica burocrática. La respuesta rápida se vuelve trámite.

Tercero, la administración opaca. Compras centralizadas, contrataciones amigas, menor control comunitario.

Cuarto, el uso del cuartel como caja. Combustible, horas extras, servicios y bienes bajo discrecionalidad.

Quinto, la desprotección del personal. Hoy los voluntarios ya trabajan gratis. Mañana podrían trabajar peor.


El principal damnificado: el bombero voluntario

En todo este conflicto hay un actor olvidado: el bombero voluntario. Trabaja sin sueldo. Atiende 35 a 40 salidas semanales en temporada crítica. Arriesga su vida.

Sus beneficios son mínimos. Transporte público gratuito y ART. Nada más. Y hasta eso está en riesgo.

El desgaste es real. Las guardias mínimas ya no están garantizadas. Las renuncias avanzan. El sistema tiembla.


Los antecedentes que hoy cobran sentido

Ecos Mendocinos ya había advertido sobre este derrotero. En la cronología de la intervención se expusieron los pasos administrativos y las primeras alertas. En la nota sobre héroes abandonados, se documentó la fragilidad del voluntariado frente a la política.

Hoy, con la renuncia total de la Comisión directiva, esos antecedentes se confirman. No fue un conflicto menor. Fue una escalada.


La pregunta moral que nadie responde

¿Vale “ordenar papeles” si se rompe el servicio?
¿Sirve intervenir si el resultado es menos bomberos y más miedo?
¿Quién responde si una emergencia no tiene respuesta?

La ley puede avalar decretos. La realidad evalúa resultados.


Qué debería hacerse ya

Hay medidas urgentes que no admiten dilaciones:

Primero, resguardar al cuerpo de voluntarios. Garantizar beneficios, ART y condiciones mínimas ya.

Segundo, publicar informes. Auditorías claras, pruebas concretas o rectificación pública.

Tercero, descomprimir la intervención. La coadministración no puede ser hostigamiento.

Cuarto, blindar la autonomía operativa. Bomberos no son una dependencia política.

Quinto, control ciudadano. Transparencia real o la sospecha crecerá.


Conclusión: cuando el poder juega con fuego

La renuncia de la Comisión Directiva no es un trámite. Es una alarma institucional. Si la política insiste en avanzar sin consensos ni pruebas, el riesgo es quedarse sin bomberos.

Guaymallén no puede permitirse ese escenario. Ni los vecinos, ni los voluntarios.

Porque cuando los héroes se cansan, no hay decreto que apague el incendio.


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3 thoughts on “Bomberos voluntarios de Guaymallén: renuncia total de la comisión directiva y sospechas de una maniobra para municipalizar el cuartel

    1. Ningún Sesgo. Hasta ahora nadie responde. Y tanto vos como otro mensaje llegado, vienen anónimos e incompletos. De un lado dan la cara, del otro, anónimos. Que tienen que ocultar si tienen razón?

  1. Una vergüenza, lo que sucede en el cuartel de bomberos de Guaymallen, ya que habiendo un vehículo roto, la señora ( si se le puede llamar así) pretendía que los mismos bomberos de su bolsillo, pagaran la reparación. Es mas, este año no saldrán a hacer el recorrido de reyes magos, no la podrán realizar como todos los años. Son unos sin vergüenza los políticos

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