La Kangoo AE150IW tuvo destrucción total, dada de baja y enviada a reciclaje. Igual reaparece asegurada y “activa” para GPS. El expediente está inconcluso, se desconoce el cobro del seguro y crecen las sospechas de posible fraude en Guaymallén. No es el único caso, solo la punta del iceberg. ¿Hay un Fiscal en la sala? Por Néstor Bethencourt

Guaymallén: Raddi asegura vehículos siniestrados y dados de baja
Cuando el escándalo ya no sorprende pero sigue costando millones
En Guaymallén ya casi nadie se sorprende cuando aparece otro expediente firmado por Pablo Raddi. Hay tantas publicaciones sobre él que el nombre dejó de ser novedad.
Sin embargo, este caso obliga a mirarlo igual. No solo por el descalabro administrativo, sino porque combina seguro, GPS, baja inconclusa y posible perjuicio económico para el municipio.
Varios testimonios señalan además que la impunidad se le nota en la vida diaria. Hablan de viajes frecuentes al exterior, gastos que no encajan con un sueldo municipal y un estilo de vida mucho más cercano al privado exitoso que al funcionario promedio.
Su mano derecha, Lorena Cañete, aparece mencionada en esos mismos relatos. También viaja seguido al caribe, según distintas fuentes, mientras adentro del municipio los papeles se llenaban de móviles destruidos y pólizas millonarias y otras yerbas.
A esto se suma la propiedad donde vive Raddi, en el barrio privado Solares de Gabrielli, en Perdriel, Luján de Cuyo. Se trata de una casa ostentosa, (Imágenes llegadas a redacción son elocuentes) con doble terreno, pileta y comodidades de alto estándar, en un barrio donde el valor promedio de las viviendas ronda los 300.000 dólares.
Según datos cargados en la página de Ética Mendoza, Raddi declaró además numerosas propiedades en San Luis. Todo esto, en paralelo a una gestión municipal que acumula escándalos de todo tipo, incluyendo ahora GPS, seguros y padrones dibujados.
El caso genera un deja vu respecto de otro directivo llevado a Guaymallén por Marcelino Iglesias, a quien el ex intendente terminó empujando a la jubilación cuando las pruebas comenzaron a acumularse.
Con ese contexto de fondo, la historia de la Kangoo AE150IW deja de ser un expediente más y pasa a ser un símbolo del sistema.
Del choque a la destrucción total “ejemplar”
La historia de la Kangoo AE150IW comienza en 2024, con un choque fuerte contra un Rastrojero. El Juzgado Administrativo de Tránsito describe daños importantes en el vehículo municipal y responsabiliza al tercero.

La aseguradora Sancor Seguros toma el siniestro, identifica a la Kangoo como vehículo de la Municipalidad de Guaymallén y concluye que el nivel de daño es “Total”, lo que habilita el trámite de destrucción total y una indemnización correspondiente.

Mientras tanto, el municipio mueve su propia maquinaria interna. En el expediente A-EE-26763-2024, la Dirección de Espacios Verdes informa el accidente de la unidad P-108, dominio AE150IW, y solicita la baja por destrucción total.
La Dirección de Patrimonio certifica que el bien N.º 70983 corresponde a esa Kangoo, con dominio AE150IW, asignada a Espacios Verdes. Sobre el papel, el procedimiento parece ajustarse al manual: siniestro grave, daño total, actuación de Patrimonio y pedido de baja del bien.
Decreto, baja patrimonial y envío al reciclaje municipal
El circuito administrativo alcanza su punto clave el 29 de enero de 2025, cuando se firma el Decreto 447-2025. Allí se ordena la baja del bien 70983 del Inventario General de la Municipalidad, invocando como motivo la “inutilidad e irreparabilidad” del rodado.

La constancia patrimonial repite los datos sin margen de duda: Renault Kangoo, dominio AE150IW, interno P-108, afectada a Espacios Verdes y dada de baja del patrimonio municipal. El acta de eliminación agrega que la unidad se retira para ser depositada en la planta de reciclaje del municipio, debido a su estado irrecuperable.

Hasta ese punto, la película luce casi ejemplar. Hubo choque, hubo dictamen de daño total, hubo baja patrimonial y decisión formal de mandar la Kangoo a reciclaje. En la contabilidad interna, AE150IW aparece como un bien muerto, fuera del inventario y listo para cerrar el capítulo con la aseguradora.
Esa prolijidad dura lo que tardamos en mirar los detalles que el municipio prefiere no resaltar.
Baja registral incompleta y un agujero negro en el seguro
Cuando se revisa el expediente con más atención, aparecen las grietas. El formulario de baja registral que figura entre las actuaciones no está concluido, y el trámite queda a mitad de camino.
Las consultas realizadas en la página de ATM y consulta en el Registro Automotor muestran que el dominio AE150IW no figura efectivamente dado de baja. Para Patrimonio, la Kangoo dejó de existir. Para los sistemas externos que registran la vida legal de los vehículos, el dominio sigue activo.
Ese desfasaje abre una duda que el expediente no aclara en ningún lado: no está claro si el seguro por destrucción total se cobró efectivamente ni en qué condiciones se habría tramitado ante Sancor Seguros.
Si el municipio no cobró, el perjuicio para las arcas de Guaymallén es directo, porque el bien se dio de baja y se envió a reciclaje sin recuperar el valor asegurado. Si se cobró igual, con la baja registral inconclusa y este nivel de desorden documental, el escenario deja de ser simple torpeza y empieza a rozar figuras como posible defraudación, administración infiel o incluso estafa a la aseguradora.
El expediente queda abierto, la baja registral no se confirma y el destino del dinero del siniestro se pierde en una zona gris muy conveniente para cualquiera que no quiera dar explicaciones.
AE150IW resucita en Nación Seguros
La historia no se detiene ahí. Meses después, la Kangoo AE150IW vuelve a aparecer en escena, esta vez dentro del expediente EXP-11664-2025. Allí, la Dirección de Control de Gestión solicita una contratación directa con Nación Seguros S.A. para asegurar motos y resto de vehículos de la flota municipal.

En la nota de pedido se reclama una póliza por $180.079.206,82, con vigencia anual, más una reserva de $18.009.000 para futuras incorporaciones. Lo curioso es que la firma Pablo Raddi como director a cargo de la Dirección de Innovación y atención al Vecino, luego vuelve a rubricar el mismo Raddi en condición de Director de Control de Gestión, y por último un empleado del sector.

Asuntos Jurídicos avala la operación, la encuadra en la normativa provincial y el intendente Marcos Calvente firma el decreto que autoriza el contrato. La Orden de Compra 727 cierra la operación administrativa.
En la documentación de la póliza con Nación aparece otra vez una Renault Kangoo 2020, patente AE150IW, asegurada por la Municipalidad de Guaymallén, con un premio anual superior a los seiscientos mil pesos. El mismo dominio que el municipio declaró destrucción total e irrecuperable vuelve a figurar como riesgo asegurable vigente.

La secuencia es difícil de explicar con buena fe. Primero, la comuna declara que la Kangoo es “inútil e irreparable”, la saca del inventario y la manda a reciclaje. Después deja a medias la baja registral, no deja claro si cobró el seguro y, por último, vuelve a asegurar el mismo dominio en otra compañía, como si nada.
GPS para chatarra: la Kangoo fantasma que también está “activa”
La resurrección de AE150IW tampoco se limita al negocio de los seguros. El dominio también aparece en la contratación de GPS satelital (EXP. 29876-2025) con la empresa Sitrack, otro expediente bajo la órbita de Control de Gestión que este medio viene analizando.
En el listado de la flota monitoreada, la unidad figura como P-108, con una descripción interna que la clasifica como “EV baja”. Sin embargo, en la columna que determina la facturación, el estado que se consigna es “Activo”. Es decir, la Kangoo integra las 375 movilidades que sostienen el contrato de rastreo satelital, pese a haber sido declarada destrucción total e irrecuperable.

En términos prácticos, hablamos de un mismo vehículo que:
fue siniestro con destrucción total;
fue dado de baja patrimonial y enviado a reciclaje;
no registra una baja clara en los sistemas externos;
reaparece asegurado en Nación Seguros;
y sigue “activo” para el negocio del GPS.
Es la definición perfecta de flota fantasma. Un rodado que, según la propia Municipalidad, debería estar muerto, sostiene al mismo tiempo un contrato de seguro y un contrato de telemetría. Nada de esto despeja la duda central: el expediente está inconcluso y el cobro efectivo del seguro sigue sin confirmarse.
Padrones sucios, “duplicados” y nombres que se repiten
La póliza con Nación se construye sobre un padrón que la propia Municipalidad reconoce como problemático. En el expediente aparecen notas donde se habla de “movilidades duplicadas” y se ajustan montos entre contratación y reserva, como si el problema fuera solo alguna suma mal hecha en Excel.
Lo que nunca se ve es una verdadera depuración. No hay un documento que identifique con precisión qué dominios estaban de más, cuáles correspondían a vehículos destruidos, cuáles estaban en desuso o directamente no debían asegurarse. En ese barro, AE150IW entra y sale de los listados según el contrato de turno, viva para lo que genera gasto y muerta para lo que implica control.
Las firmas también cuentan su propia historia. En distintos tramos del expediente aparece Pablo Raddi impulsando la contratación desde la Dirección de Control de Gestión, la misma área que diseñó el padrón de los GPS. La administrativa Lorena Cañete se menciona como mano derecha en el funcionamiento cotidiano del área, mientras la firma del intendente Marcos Calvente convierte esos padrones sucios en decretos oficiales.
Todo esto ocurre mientras Raddi acumula denuncias periodísticas, testimonios sobre viajes al exterior, una casa de alto estándar en Solares de Gabrielli y propiedades declaradas en San Luis. El deja vu respecto de aquel otro directivo llevado a Guaymallén por Marcelino Iglesias es inevitable: aquel terminó jubilado cuando las pruebas se amontonaron.
Un expediente inconcluso y un esquema ideal para el posible delito
La historia de la Kangoo AE150IW podría parecer un caso aislado, pero es mucho más que eso. Es la radiografía de un sistema donde los papeles nunca terminan de cerrar, los vehículos existen y no existen según convenga, y la línea entre la desprolijidad y el delito es cada vez más fina.
Hoy, lo único claro es que el expediente está incompleto, que la baja registral de AE150IW no se terminó, que el destino físico del rodado no está verificado y que no se puede afirmar con certeza si el seguro por destrucción total fue cobrado, ni en qué condiciones.
En el medio, el mismo dominio sostiene una póliza nueva en Nación Seguros y figura activo para el contrato de GPS. Con ese nivel de contradicción, resulta difícil sostener que solo hablamos de errores administrativos. Este esquema es perfecto para la eventual comisión de delitos contra la administración pública y, llegado el caso, también contra el sistema asegurador.
Mientras tanto, en Guaymallén, las notas sobre Raddi se acumulan. Puede que ya no sorprendan, pero los montos, las pólizas y las dudas que dejan siguen saliendo de la misma caja registradora: la de los vecinos.
Ecos Mendocinos pidió explicaciones a Pablo Raddi sobre la Kangoo AE150IW, el seguro y el GPS activo. No respondió hasta el cierre de esta edición.
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