Bomberos voluntarios de Guaymallén: Cronología de su intervención

Por Néstor Bethencourt

La trama que hoy estalla alrededor de los bomberos voluntarios de Guaymallén no empezó con una denuncia judicial ni con una auditoría estatal, sino con una nota periodística que cayó como fósforo sobre pasto seco.

A partir de allí, se encadenaron cartas documento, un decreto de intervención, tensiones políticas mal disimuladas, versiones encontradas y una certeza incómoda: los únicos que están pagando el costo son los voluntarios que sostienen uno de los servicios más sensibles del departamento más poblado de Mendoza.

Lo que podría quedar reducido a un entredicho administrativo es, en realidad, un caso donde el poder político, la presión mediática, la improvisación y el oportunismo se mezclan en una olla que desborda. Y lo peor: mientras discuten expedientes, egos y espacios de control, hay guardias que ya no están cubiertas, renuncias latentes y un cuerpo de bomberos que se siente rehén del conflicto.

El disparador: una nota que instaló la sospecha de intervención

Todo comenzó con una publicación del portal Memo, dirigido por el periodista Gabriel Conte. Allí se deslizó que los bomberos de Guaymallén habrían tardado en responder ante una emergencia y que, ante esa supuesta “inacción”, se especulaba con una posible intervención del municipio para “garantizar el funcionamiento” de la institución.

Ese artículo no fue leído como un simple análisis periodístico. Dentro del cuerpo activo se interpretó como una acusación directa y, más grave aún, como un intento de instalar desde afuera una medida drástica. No había antecedentes inmediatos, ni pedidos formales, ni dictámenes administrativos que justificaran esa especulación. La publicación, más que informar, operó como disparador político.

Y no fue un medio cualquiera ni un periodista desconocido: Gabriel Conte es padre de Ignacio Conte, quien es Secretario de Gobierno de Guaymallén, ocupa un cargo determinante dentro del municipio. Esa relación, aunque no constituye una irregularidad por sí misma, completó el cuadro de sospechas.

La reacción: cartas documento al municipio

La Asociación de Bomberos Voluntarios decidió no dejar pasar el episodio. Redactaron y enviaron cartas documento a la Municipalidad de Guaymallén. En ese texto exigieron que la comuna ratificara o rectificara de forma categórica lo publicado en Memo, dejando en claro que no tolerarían que una especulación periodística se convierta en un hecho consumado por omisión o desidia.

El contenido fue firme y directo: si el municipio callaba, se interpretaría como confirmación tácita. El expediente ingresó a la Dirección de Asuntos Jurídicos y fue notificado a la Secretaría de Gobierno, que dirige Ignacio Conte. Hasta ese momento, no existía ninguna intervención, ni decreto, ni resolución en camino. Lo único que había era la publicación que hablaba de una intervención como posibilidad.

El envío de las cartas documento no fue una maniobra defensiva menor: se trató de un mensaje institucional para frenar una bola de nieve que ya rodaba cuesta abajo.

La respuesta oficial: negación total y archivo administrativo

La Municipalidad de Guaymallén respondió dentro del plazo exigido, negando tajantemente cualquier intención de intervenir. Aclaró, además, que no tenía responsabilidad alguna sobre lo que publiquen medios de comunicación y que no existía solicitud, trámite ni expediente destinado a intervenir a los bomberos.

La contestación fue elaborada por Asuntos Jurídicos el mismo día 17 de setiembre (día que se dió a conocer el Decreto de intervención a los Bomberos) y finalmente el expediente fue archivado.

El mensaje institucional fue: “Consideramos necesario manifestar que esta Municipalidad no puede asumir responsabilidad alguna por las expresiones publicadas en la prensa, muchas de las cuales carecen de respaldo oficial y provienen de fuentes cuya procedencia y veracidad no han sido acreditadas o en este caso desconocemos”. La sospecha queda que quién dirige el diario que publicó esa nota y quién recibe la carta documento en la comuna son Gabriel Conte e Ignacio Conte. Padre e hijo.

”.

Sin embargo, el daño político ya estaba hecho. El conflicto ya no era una suposición: se había convertido en un documento oficial que forzaba al municipio a pronunciarse y dejaba asentada la preocupación de la entidad.

El giro político: se firma el decreto de intervención

El 17 de setiembre, mismo día de la respuesta de la dirección de Asuntos Jurídicos, el gobierno provincial firmó un decreto de intervención parcial de la cooperadora que administra los fondos de los bomberos voluntarios. La medida no fue absoluta: se dispuso una coadministración junto a la comisión directiva. Pero en los hechos, fue una intervención.

El dato crucial es que este decreto fue posterior a la nota de Memo y posterior a las cartas documento. Es decir, lo que primero fue una “especulación periodística” terminó concretándose por vía del Ejecutivo provincial.

El cuerpo de bomberos interpreta ese decreto como una consecuencia política, no como una decisión técnica. Y lo cierto es que, en ese punto, la desconfianza ya estaba instalada.

Las sombras previas: balances pendientes, internas y sanciones

La intervención fue fundamentada, entre otras cosas, en supuestas irregularidades administrativas: falta de presentación de balances, asambleas fuera de tiempo, denuncias internas y conflictos de conducción.

Se mencionan sanciones previas a bomberos que, según la conducción, no habrían cumplido las reglamentaciones internas. Otros aseguran que esas sanciones fueron parte de una interna que ya llevaba meses, con tensiones entre quienes integran la comisión y un grupo de voluntarios enfrentados a la conducción.

Aunque no hay todavía una auditoría con conclusiones oficiales, lo cierto es que el clima interno se venía agravando en silencio. El decreto no solucionó ese problema: lo profundizó.

La figura de Mónica Elías y la sospecha de captura institucional

La persona designada para coadministrar la cooperadora es Mónica Elías, funcionaria vinculada a Personas Jurídicas. Su presencia no cayó bien dentro del cuerpo.

Se le atribuyen vínculos estrechos con figuras políticas del municipio y la provincia, entre ellas Silvia Donati. Se menciona, además, su relación con una asociación civil que gestionaría subsidios sociales, lo que despierta suspicacias sobre la posibilidad de que la intervención no esté orientada únicamente a ordenar, sino también a controlar recursos.

Sin sentencia judicial ni pruebas concretas, las sospechas suman ruido, no certezas. Pero dentro de los bomberos voluntarios crece el temor a que los pocos beneficios que tienen —como acceso a ART o el pase gratuito en transporte público— sean recortados o condicionados.

El vínculo familiar que incomoda: padre periodista, hijo funcionario

La coincidencia entre la nota periodística que instaló la versión de la intervención y el cargo del funcionario que recibió las cartas documento no pasó inadvertida.

Gabriel Conte dirige el medio que publicó la nota que acusaba a los bomberos de demora y hablaba de una posible intervención. Su hijo, Ignacio Conte, es Secretario de Gobierno del municipio que recibió la intimación formal por esas declaraciones.

Nadie afirmó que ambos coordinaron nada. Pero la sola existencia de ese vínculo, en un contexto tan sensible, habría exigido una prudencia mayor. No ocurrió.

Ecos políticos y fuego cruzado: un conflicto atravesado por oficialismo y oposición

Detrás del conflicto circulan hipótesis que atraviesan incluso las internas del oficialismo. Hay quienes aseguran que ciertos sectores de la conducción de los bomberos tienen afinidad con figuras de gestiones anteriores y que la intervención se explica, en parte, por disputas de poder desplazadas a las instituciones civiles.

Se habla de “alineamientos”, de “castigos políticos” y de posibles embates para reconfigurar espacios de control en el manejo de recursos. Son lecturas en voz baja, sin nadie dispuesto a declararlo públicamente, pero presentes en cualquier conversación interna.

La publicación de Ecos Mendocinos: el estallido visible

Después de todo lo anterior, llegó una nota publicada en Ecos Mendocinos que no encendió el incendio, pero lo hizo visible. Allí se detallaron las carencias operativas, el hartazgo de los voluntarios, las guardias descubiertas, el impacto de la intervención, la pérdida de beneficios, la incertidumbre y la sensación de abandono.

Según información recibida, hay varios cuarteles de Bomberos Voluntarios de la provincia que no tendrían guardias en algunos horarios.

Ese texto no fue el inicio del problema. Fue el espejo que mostró lo que ya era imposible de ocultar.

En esa publicación se incluyó un dato que debería escandalizar a cualquier gobierno: hay jornadas donde no se garantiza la guardia mínima. Y en un departamento que depende del cuerpo para decenas de salidas semanales, esa es una amenaza directa a la seguridad de miles de vecinos.

Los bomberos voluntarios: los únicos sin defensa política

En medio de todo este fuego cruzado, los voluntarios no son parte de las internas, ni de los manejos, ni de las especulaciones. No cobran sueldo, no tienen padrinazgos políticos y, sin embargo, están siendo arrastrados por un conflicto que no provocaron.

Algunos ya plantearon la posibilidad de renunciar. Otros sostienen que la intervención, lejos de ordenar, los deja más expuestos. Se sienten rehén de decisiones tomadas arriba de sus cabezas.

La precariedad actual supera lo administrativo: quienes arriesgan su vida voluntariamente tienen hoy menos certezas y menos respaldo que nunca.

La comunidad, la gran ausente del debate

Mientras los protagonistas del conflicto se cruzan acusaciones, comunicados y operaciones, nadie parece evaluar el daño real: qué pasa si las guardias quedan desiertas, si un incendio no tiene respuesta, si una emergencia requiere más personal del disponible.

El municipio donó combustible y pintura para demarcación hace poco, pero no anticipó el colapso que se avecinaba. Nadie planificó un esquema de contingencia. Nadie puso un freno a tiempo.

Hablar de intervención sin garantizar funcionamiento es como discutir sobre juntas de firmas mientras se incendia una casa.


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