Un balance necesario. Por Néstor Bethencourt.
FOTO: X/GROK IA
2024: Llegamos al final de un año complejo, de esos que ponen a prueba desde lo profesional hasta lo económico. En lo personal, 2024 fue un despelote de desafíos, decisiones difíciles y aprendizajes inesperados. Y aquí estoy, haciendo un balance en primera persona, porque no hay mejor momento para reflexionar que este.
Cambios inesperados: Adiós al viejo medio, hola a Ecos Mendocinos
Este año comenzó con un giro que no estaba en mis planes. Cambié de medio, pero no por gusto, sino porque no aceptaré jamás ser censurado. Las excusas sobran, las convicciones no. Esa es mi regla de oro, la misma que me llevó a fundar Ecos Mendocinos, un proyecto que nació pequeño pero con un propósito grande.
Hablemos claro y al hueso: en el medio anterior, el diálogo se agotó en los primeros días de mayo. No cumplir la palabra hacia mi persona e intentar censurarme fue el último clavo en el ataúd de esa relación laboral.
El colmo de la falta de ética es borrar notas y/o mi nombre en notas de mi autoría. El ser pagador y tener honestidad intelectual no es para cualquiera.
No agregaré más al respecto, salvo que me enseñó algo valioso: las apariencias engañan y, a veces, los que “se dicen intachables” resultan no ser mejores que nadie.
Con Ecos Mendocinos, decidí volver a las bases: honestidad, transparencia y periodismo independiente. Aquí no hay lugar para vender humo.
Prefiero pocas notas que valgan la pena a llenar espacios con contenido vacío.
Guaymallén: Un epicentro de historias y desafíos
Durante estos siete meses, Ecos Mendocinos se enfocó en un lugar tan fascinante como controvertido: Guaymallén. Un territorio lleno de matices, donde las deficiencias abundan pero también emergen historias de resistencia, lucha y esperanza.
Aquí, la confianza depositada en mi trabajo es lo que más valoro. Las fuentes saben que jamás expondré a nadie, porque el respeto y la confidencialidad son sagrados.
Y ese vínculo es lo que me impulsa a seguir investigando, escribiendo y publicando, incluso cuando el contexto se vuelve difícil.
Mis lectores han sido mis aliados más leales. A ustedes les debo cada palabra escrita, cada análisis, cada nota.
No busco popularidad, no quiero fans; quiero construir un espacio donde sus voces se escuchen y donde juntos imaginemos un entorno mejor.
Ecos Mendocinos: Más que un medio, un proyecto colectivo
Hoy, Ecos Mendocinos es mucho más de lo que imaginé.
En un principio, solo buscaba un lugar para seguir haciendo lo que amo: periodismo crítico y sin concesiones. Pero el proyecto creció, y lo hizo gracias a ustedes.
No puedo dejar de agradecer los aportes económicos recibidos. Aunque nunca pedí nada, las colaboraciones espontáneas han sido fundamentales para mantener este barco a flote.
Ahora, el desafío es encontrar auspiciantes que comprendan nuestro enfoque: sin condicionamientos, sin ataduras. Hay algo en marcha, y si se concreta, será bajo esos términos.
Reflexión final: Lo bueno, lo malo y lo que viene
Este año me dejó lecciones importantes:
- Las convicciones son innegociables. No hay dinero ni presiones que puedan torcer lo que creo.
- La independencia tiene su costo, pero vale cada centavo. Publicar sin miedo, sin presiones externas, es un lujo que no cambiaría por nada.
- Ecos Mendocinos es solo el principio. Hay mucho por hacer, y el camino es largo, pero la base está firme.
A pesar de las dificultades económicas, cierro este año con gratitud y optimismo.
Gracias por acompañarme en este viaje, por leer, compartir y confiar en este proyecto.
El año que viene trae nuevos retos, pero también nuevas oportunidades. ¿Qué espero? Crecer sin perder nuestra esencia. Llegar a más personas sin abandonar lo que nos hace únicos.
Y, sobre todo, seguir siendo ese lugar donde las historias verdaderas encuentran su voz.
Seguiremos en 2025. Seguiremos escribiendo, criticando y soñando.
Salud!
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