Sabor a tango y olor a podrido. Por Redacción.

Ah, las acequias mendocinas, tan románticas en la teoría y tan nauseabundas en la práctica. En Alto Dorrego, Guaymallén, la intersección de Espora y Remedios de Escalada es una obra de arte: barro, agua estancada y un olor tan fuerte que podría asustar a un zorrino.

Pero con muchos mosquitos y pericotes.

Excelencia en canalizaciones… pero no aquí

Las canalizaciones en Mendoza son como los magos de antaño: a veces fallan, como diría TUSAM. Con 40 cm de barro en estas acequias, los vecinos disfrutan de un espectáculo acuático, con criaderos de mosquitos y pericotes a la orden del día.

El reclamo número 7265070 sigue acumulando telarañas. Ni siquiera las fotos tomadas por un chofer de la empresa de limpieza municipal han logrado mover la maquinaria.

(El número de reclamo no fue chequeado)

Mientras tanto, la peste sigue ganando terreno.

Ironías vecinales: el dengue vive acá

A dos cuadras, en Espora y Dorrego, se tuvo el gesto heroico de colocar un cartel alertando sobre el dengue. Sí, el mismo dengue que ellos mismos están fomentando con este basural de agua estancada.

La creatividad de nuestros dirigentes no conoce límites.

Lo insólito: Un camión recolector de residuos estuvo estacionado enfrente con el personal tomando gaseosa por más de una hora, denuncian.

Viaje a Barcelona: lo que no flota son los costos

Hace una semana, los funcionarios municipales se dieron una escapada de casi una semana a Barcelona. ¿Qué habrán llevado? ¿Fotos de estas acequias? Una idea creativa, pero improbable.

El director de innovación y atención al vecino, Ignacio Conte (responsable de los reclamos comunales) fue parte del viaje, tal vez por ello aún no hubo respuesta. Mientras el director de servicios públicos Fabricio Lucero, está entretenido con ser presidente de la UCR en Guaymallén con ansias de ser próximo intendente.

Los costos del viaje, por supuesto, son un misterio. Eso sí, descartemos las migajas: hablamos de decenas de millones de pesos.

Mientras los vecinos ahorran para un repelente, ellos disfrutan de tapas y ¿turismo?.

Las fotos hablan (y gritan)

El paisaje de Alto Dorrego lo tiene todo: barro, hedor, basura y abandono. Es como un cuadro surrealista, solo que aquí los artistas son la desidia y la indiferencia.

¡Bienvenidos a Guaymallén!

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