Mendoza y el “Yo, Argentino”

La responsabilidad del “Yo, argentino” en Mendoza.

Hace más de 23 años que llegué a la tierra prometida, antes había estado 2 años cuando niño y acá volví.

Lejos una de las provincias tan bellas como cultas, (aunque la política en las últimas décadas metiera la cola para que esa cultura cada vez sea menor, en todos los sentidos).

Estos últimos 3 años, despunté el oficio de periodista, tan noble como vapuleado, pero tan corrupto como la política misma.

Mas de 300 notas, me permitieron dar a conocer las peores miserias que incurren ciertas prácticas de funcionarios de toda índole, nacionales, provinciales y municipales, siendo mi punto de referencia Guaymallén, donde todo siempre puede empeorar.

Allí casi nadie puede justificar su patrimonio, la corrupción está a la orden del día, los abusos de poder y de los otros abundan, se realizan obras una y otra vez sobre lo ya realizado (Carril Godoy Cruz en su primer tramo por ejemplo, le arruinan la vida a la gente (“casa pileta”) sobre el mismo carril, la inseguridad está en todos lados de la misma forma que desde la administración pública municipal con sus eternos negociados, amén de estar llenos de inoperantes funcionarios.

Estamos hablando al menos desde la gestión del apresado Luis Lobos a la fecha.

En este nuevo medio, seguiré con la impronta que ya mucho de Uds. conocen, con el respeto de resguardo de fuentes (que lograron un respeto absoluto hacía mi persona y agradeceré eternamente) que generara que las publicaciones realizadas fueran lo más exigentes posibles, incluyendo testimonios, documentos, expedientes y pruebas fílmicas y fotográficas.

Si bien no pude desenvolverme como hubiera querido fue porque la paga no existía, y, cuando fue prometida, poco fue cumplida, mientras tanto el verso del medio que trabajé pregona independencia.

Fui censurado en al menos dos oportunidades, e inducido a negociar pauta en los últimos tiempos, cosa a la que por propia convicción, respeto a mis fieles lectores que se la juegan día a día dando información tan grave como concreta aun a riesgo de ser sancionados, o perseguidos políticamente, confían en mí.

Este presente es incierto, sin pauta publicitaria, sin recursos, pero con más ganas que nunca intentaré seguir mostrando aquello que inquieta, aquello que nos perjudica como ciudadanos y no nos permite tener una vida digna, mientras “ellos” viven como reyes.

En una provincia, donde los funcionarios ganan arriba de los $ 1.500.000 y los empleados de planta entre $ 100.000 y $ 400.000 los menos, El mismísimo poder judicial tiene Jueces, fiscales etc. con ingresos que superan los $ 5.000.000, mientras los ayudantes fiscales, secretarios y la planta en general no llega a $ 400.000. es injusto, valga la redundancia.

Y así seguimos con mil ejemplos, mientras tanto el ciudadano común no todos dicen ” Yo, argentino”, ese dicho que indica no hacerse cargo, equivalente al “yo no fui”, negando el amor propio que permitiera defenderse tanto a si mismo, como a sus amados familiares y obtener una mejor vida.

Es hora de ser distintos, los demás ya se fueron vendiendo de a poco.

Financiamiento del sitio:

Por el momento con fondos propios y pequeñas ayudas de particulares que necesitan estar bien informados, no alcanza para mucho, pero confío en lograr el compromiso de pequeños anunciantes, empresas, profesionales que quieran publicitar y de esa forma poder perdurar, tarea que no es sencilla, ese es mi compromiso, con la honestidad de siempre, sin verso.

Gracias.

Whatsapp. 2612327760

2 thoughts on “Mendoza y el “Yo, Argentino”

  1. Excelente Editorial, tres puntos a destacar que DISTINGUEN A NESTOR BETANCOURT :
    1: Pruebas irrefutables.
    ( Documentos, Edictos, fotografías y filmaciones)
    2: Resguardo de las Fuentes
    3: INTEGRIDAD MORAL, que no acepta ni chicanas , aprietes, manipulación
    TODO lo anteriormente descrito me lleva a la Convicción de un Presente y un Futuro que marcara un cambio de paradigma en el noble oficio de informar SIN MORDAZAS .
    “”Ladran Sancho, señal que CABALGAMOS”, ÉXITOS, NÉSTOR BETANCOURT.

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